En el siglo XXI la humanidad está alcanzando nuevas cotas en la comprensión científica y, al mismo tiempo, parece estar enloqueciendo. ¿Cómo puede una especie que ha desarrollado vacunas para la Covid-19 en menos de un año producir tantas noticias falsas, remedios de curanderos y teorías de la conspiración?
Pinker rechaza el cínico lugar común de que somos una especie irracional: cavernícolas extemporáneos cargados de sesgos, falacias e ilusiones. Después de todo, hemos descubierto las leyes de la naturaleza, hemos prolongado y enriquecido nuestras vidas, y hemos fijado los puntos de referencia de la racionalidad misma. En lugar de ello, explica que pensamos de formas sensatas en los contextos de baja tecnología en los que transcurre la mayor parte de nuestras vidas, pero no sacamos partido de las potentes herramientas del razonamiento que hemos construido a lo largo de los milenios: la lógica, el pensamiento crítico, la probabilidad, la correlación y la causalidad, y la toma de decisiones. Estas herramientas no son un componente estándar de nuestros currículos educativos y, hasta la fecha, nunca se habían presentado de un modo claro y ameno.
Racionalidad explora asimismo su contraria: cómo la búsqueda racional del interés propio, la solidaridad sectaria y la mitología edificante de los individuos puede desembocar en la irracionalidad paralizante en una sociedad. La racionalidad colectiva depende de normas explícitamente diseñadas para promover la objetividad y la verdad.
La racionalidad es importante. Nos permite tomar mejores decisiones en nuestra vida y en la esfera pública, y es el principal motor de la justicia social y del progreso moral. Rebosante de perspicacia y de humor, Racionalidad nos iluminará, nos inspirará y nos empoderará.
Este primer tomo de Radiaciones –título general que Jünger dio a los diarios escritos entre 1939 y 1948– abarca sus anotaciones comprendidas entre 1939 y 1943. En sus páginas, el escritor, oficial del ejército alemán, entomólogo y, sobre todo, infatigable observador de la naturaleza humana, registra desde la singular cotidianidad de las primeras escaramuzas bélicas hasta sus contactos con la intelectualidad parisina; desde sus lecturas y visitas a bibliotecas y museos a sus impresiones sobre escritores y artistas. Destacan en estos diarios su sombría reflexión acerca del destino humano y el dolor de tantos inocentes, así como su soterrado desprecio hacia los jerarcas nazis y la convicción de estar viviendo unos tiempos abocados al nihilismo y la destrucción total.
Compuesto por tres partes, la primera, «Jardines y carreteras», describe el avance alemán a través del territorio francés. En la segunda parte, «Primer diario de París», dedicado a la Ocupación, nos revela la vida cotidiana en un París agredido, que, sin embargo, sigue siendo alegre escenario de la vida bohemia, artística y mundana, donde pululan conocidos personajes que no vacilaron en codearse con el enemigo. El volumen se cierra con «Anotaciones del Cáucaso», las observaciones del autor sobre el frente oriental, convertido en un auténtico infierno de tinieblas.
Tres diarios componen este magnífico volumen, los titulados «Segundo diario de París», «Hojas de Kirchhorst» y «La cabaña en la viña (Años de ocupación)», que abarcan los años 1943 a 1948. En ellos Jünger cuenta, casi día a día, su experiencia de la ocupación alemana, que, todavía a principios de 1943, parecía encontrar en la vida cotidiana de París cierta plácida resignación. Hasta que, de pronto, se precipitaron los hechos que condujeron a la liberación de la capital francesa, el avance de los Aliados, las muertes de altos mandos alemanes, los bombardeos, incluido el de Dresde, el suicidio de Goebbels, la liberación de los campos de concentración, la persecución de los colaboracionistas y la capitulación, entre otros muchos sucesos que marcaron el fin de la contienda. A todo ello, el pensador alemán añade sus agudos comentarios sobre sus lecturas y sus investigaciones, sus dramas familiares e incluso sus sueños.