En la segunda mitad del siglo xix, las potencias occidentales dominaban el mundo a su antojo, mientras las distintas culturas asiáticas vivían su sometimiento al hombre blanco como una catástrofe. Eran muchas las humillaciones que occidente les había infringido, e innumerables los corazones y las mentes que habían soportado con resentimiento la autoridad de los europeos sobre sus países. Hoy en día, ciento cincuenta años después, las sociedades asiáticas parecen muy dinámicas y seguras de sí mismas. Eso no era lo que pensaban quienes durante el siglo xix las condenaban como Estados 'enfermos' y 'moribundos'. ¿Cómo fue posible esa larga metamorfosis de la Asia moderna? ¿Quiénes fueron sus principales pensadores y actores? ¿Cómo imaginaron el mundo en que vivimos y en que vivirán las generaciones futuras? Este libro pretende responder a estas preguntas y ofrecer una amplia visión de cómo algunas de las personas más inteligentes y sensibles de Oriente reaccionaron a los abusos (tanto físicos como intelectuales y económicos) de Occidente en sus sociedades. Y de por qué caminos sus ideas y sensibilidades se han extendido y evolucionado en el tiempo hasta engendrar el Asia que hoy conocemos y sus protagonistas, desde el Partido Comunista Chino, el nacionalismo indio, o los Hermanos Musulmanes y Al Qaeda hasta el dinamismo tecnológico y económico de Turquía, Corea o Japón. Un libro fascinante que expone ante el lector occidental los últimos dos siglos de la historia intelectual de quienes fueron los pueblos sojuzgados del mundo y están llamadas a ser hoy las naciones más poderosas de la tierra.
Tras combatir en condiciones extremas y padecer un ingente número de bajas, los voluntarios de la División Azul cautivos iniciaron un calvario de más de una década por numerosas prisiones y campos de trabajo de la Unión Soviética de Stalin.
Durante ese tiempo, trasladados a pie o hacinados en trenes, sufrieron todo tipo de penalidades: hambre y frío, humillaciones y abusos, enfermedades y muerte. Al final, doscientos diecinueve divisionarios lograron regresar a España, exhaustos pero felices de haber sobrevivido a tan durísima experiencia.
El capitán Gerardo Oroquieta fue uno de los de mayor rango y ejerció entre sus hombres una benéfica influencia tanto por sus galones como por su admirable actitud ante las dificultades. De Leningrado a Odesa no solo nos permite vislumbrar uno de los regímenes más herméticos del siglo xx,sino descubrir el día a día de los españoles que, junto con los supervivientes de los campos nazis, experimentaron las vivencias más extremas de los últimos cien años.
De la obra de Cesare Beccaria se ha escrito que «fermentó en las conciencias, renovó las instituciones y cambió las costumbres, hasta convertirse en patrimonio moral, inconsciente pero irrenunciable, de toda la humanidad». En ella, escrita con apenas veinticinco años, catalizó un buen conocimiento de las atrocidades del proceso penal de la época; una imaginación sensible y vigorosa capaz de conferir a la denuncia inéditas plasticidad y eficacia; la audacia intelectual necesaria para interrogarse por la legitimidad del estado de cosas, y la capacidad de trascenderlo en la propuesta de alternativas. Siendo así, se entiende que los capítulos nucleares del texto sean los dedicados a la tortura, «este infame crisol de la verdad», y a la pena de muerte, que es un acto de guerra de la nación contra un ciudadano. Beccaria nutrió su inspiración con ideas de autores como Montesquieu, Locke, Helvétius y Rousseau, pero es su mérito indiscutible haberlas integrado en un tratamiento articulado del sistema penal; fundado en la separación de poderes y en el principio de legalidad; con un proceso de orientación cognoscitiva dirigido a «la investigación indiferente del hecho», y con un régimen de penas presidido por las ideas de benignidad y de utilidad.