La guerra en casa no nos habla únicamente de la guerra de los Balcanes, sino de su relación con nosotros, tan próximos y, al mismo tiempo, lejanos. Y lo hace con una escritura en la que el espíritu del escritor y del periodista se integran de manera perfecta.
Este es un libro de Historia y de historias. La del francotirador, verdugo por excelencia, y sus intentos por empezar una nueva vida fuera de Yugoslavia. La pesadilla de Izmet, detenido por la policía estatal un día cualquiera y machacado a golpes solo por ser musulmán. El relato de Sead y Esad, hermanos enfrentados, y de lo que vieron en los campos de exterminio. La sórdida epopeya de los generales y soldados de las Naciones Unidas, y el fracaso de la ideología humanitaria. Pero también la acogida en Turín de centenares de prófugos y la apasionada implicación de muchas personas corrientes. Una obra que nos ofrece una visión humanística de la guerra.
Es posible estudiar cómo el pensamiento político-jurídico del quinientos y seiscientos entiende el problema de la guerra columbrándolo en función de dos épocas: Renacimiento-Reforma, y Barroco. Durante la primera encontramos dinastismo medieval (Seyssel), republicanismo (Castrillo), realismo político (Maquiavelo), idealismo humanista-cristiano (Erasmo, Moro, Valdés, Vives), guerra justa (Vitoria), prudencia estoica (Lipsio), resistencia (calvinismo), pacifismo (Simons).
En el Barroco, el paradigma vigente es la libertad, acotada y restringida por (a) la ley natural; (b) un ius subjetivo que dota al hombre del derecho inalienable a la defensa propia; (c) una nueva filosofía de la naturaleza, causa eficiente en lugar de causa final, separación de las cualidades primarias y secundarias, una naturaleza independiente de Dios (Grotius) y caótica origen del ius naturale.
La inteligencia artificial ha llegado para hacernos desaparecer o somos los humanos más indispensables que nunca?En un mundo donde las proyecciones distópicas se imponen y plantean un escenario en el que la inteligencia artificial provoca, si no la extinción de la humanidad, sí una era de penalidades, La guerra imaginaria aporta una visión realista y alejada de las hipótesis sensacionalistas que sugieren tanto los humanistas del apocalipsis tecnológico como los gurús mesiánicos de la tecnología.Con una mirada escéptica y crítica, Fernando Bonete abre un diálogo honesto y riguroso sobre los miedos y las esperanzas de la humanidad, dentro del impulso digitalizador y de las grandes transformaciones sociales que ha traído la última década.Inspirándose en la visión humanística de Isaac Asimov, el padre de la robótica y, como se ve en este libro, una mente lúcida y clarividente, La guerra imaginaria no solo refuta las predicciones más sombrías acerca de estas tecnologías, sino que celebra todo su potencial como herramientas en nuestra búsqueda de progreso.
El fin de la República fue, desde el punto de vista de las fuentes romanas, un largo siglo marcado por guerras civiles: Mario contra Sila, César contra Pompeyo y Octaviano contra Marco Antonio. Guerras que podrían parecer solo ajustes de cuentas entre facciones romanas, interrumpidas por campañas contra bárbaros o rebeldes, pero, en realidad, fueron algo mucho más complejo.
Desde Hispania hasta Mesopotamia, la perspectiva se volvió global. Porque ante esta expansión, bereberes, hispanos, galos, griegos, tracios y armenios ocuparon la primera fila de estos espectáculos trágicos de las guerras civiles romanas de las que dependía su destino, por lo que fueron más que peones en el tablero del Imperio romano. Junto a Octaviano o Antonio, hubo otros extranjeros menos conocidos que Cleopatra implicados en el Gran Juego entre Roma, los partos y los demás pueblos vecinos: el moro Bogud, el cilicio Tarcondimoto y el armenio Atravasdes, que influyeron en la política interna republicana.
Escrito en 1959, en plena Guerra Fría, este texto se publicó en un esfuerzo por «evitar la catástrofe que supondría una guerra con bombas de hidrógeno a gran escala». Casi sesenta y cinco años después, la posibilidad de un conflicto nuclear es nuevamente una amenaza verosímil, y el agudo análisis de Bertrand Russell acerca de este tan absurdo y sin embargo tan humano anhelo autodestructivo vuelve a ser de escalofriante actualidad.
No estamos preparados para la guerra. La guerra que ya está entre nosotros, aunque no está declarada formalmente más que en contados sitios, amenaza con extenderse más allá del control político que la pone en marcha. La incertidumbre es el pronóstico de los tiempos caóticos que vendrán. Nadie sabrá a qué atenerse. Las preguntas que surgen en este ensayo son inquietantes: ¿por qué la hostilidad guerrera ha sido un hecho constatable, permanente a lo largo de la historia de la humanidad y podemos sospechar que lo seguirá siendo? ¿Por qué la actividad política se muestra impotente para detener la presumible «escalada a los extremos»? Por último: ¿hay alguna alternativa a la guerra que no sea la destrucción de todo? Obras de René Girard y Jean-Pierre Dupuy guían al principio esta inusual y sugestiva reflexión de Ángel Barahona sobre la guerra: desde Troya hasta Napoleón, de la Primera Guerra Mundial hasta Gaza.
Seis años que transformaron a la Humanidad · Setenta y dos meses que acabaron con las sociedades conocidas hasta entonces · Una guerra que cambió el mundo.
Cuando se cumplen ochenta años del fin de la Segunda Guerra Mundial, el mayor conflicto bélico vivido por la humanidad todavía retumba en nuestros días. El periodista cultural, especializado en Historia, Miguel Santamarina escribe en este original libro una cronología de los momentos que marcaron un antes y un después en el trascurso del conflicto.
La invasión de Polonia, la Operación Barbarroja, el fin del sitio de Stalingrado, el Día-D, el suicidio de Hitler, las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, la rendición de Japón son algunas efemérides clave. Además, Santamarina nos descubre curiosidades desconocidas pero imprescindibles para el trascurso de la guerra, como la vida de Garbo, el espía español decisivo en el Día-D, o la búsqueda del Santo Grial en el Monasterio de Montserrat, entre otras.
Este libro es, en definitiva, una forma diferente de aprender, gracias a un viaje por los días, meses y años durante los cuales esta guerra cambió al mundo.
Un libro que muestra los rastros, los vestigios de un holocausto donde se difuminan los límites, los bandos, las auténticas motivaciones.
«Entre las once crónicas que integran este libro la más antigua tiene fecha en 2014 y la más reciente en 2021. Lapso que abarca los años inmediatamente anteriores y posteriores a la firma del Acuerdo de Paz. Varias narran episodios que ocurrieron mucho antes de que gobernante alguno fuera capaz de sentar a los comandantes guerrilleros más ortodoxos y anquilosados a una mesa de negociación. Otras avanzan sobre personas cuyas vidas quedaron transversalizadas por ese acuerdo. Todas pueden leerse como diferentes formas de ser o caer víctima en esta guerra, en medio de las circunstancias específicas de cada territorio.»
Este no es un libro sobre la guerra. Ni siquiera es un libro sobre quienes participaron en ella. Tendría que ser, más bien, el relato íntimo de un reportero que se tropieza en cada encrucijada con esquirlas y cicatrices, como quien va recogiendo trozos rotos en cada paraje lejano de la geografía nacional para intentar recomponer algo que se parezca a una explicación.
¿Qué les pasó a los colombianos? Quizá sea prematuro ofrecer respuestas, pero ahí están los rastros, los vestigios de un holocausto donde se difuminan los límites, los bandos, las auténticas motivaciones. La guerra es eso que ocurre en otro lado y en otro tiempo: ese pasado que aún se conjuga en presente.
Hélène Carrère dEncausse ofrece aquí una deslumbrante lección de historia. En una conversación inacabada con Rochebin ayuda a comprender Rusia, la guerra que se reaviva por todas partes y el futuro de Occidente, amenazado por China y por las nuevas potencias.