En los años veinte, la comunidad india de los Osage en Oklahoma era la población de mayor renta per cápita del mundo. El petróleo que yacía bajo sus propiedades les convirtió en millonarios: construyeron mansiones, tenían chóferes privados y mandaban a sus hijos a estudiar a Europa. Pero un espiral de violencia asoló esta comunidad indígena cuando sus miembros empezaron a morir y a desaparecer en extrañas circunstancias. La familia de una mujer Osage, Mollie Burkhart, se convirtió en un objetivo principal. Sus tres hermanas fueron asesinadas. Una fue envenenada, otra murió a tiros y la tercera falleció en una explosión. Otros miembros de la los Osage morían en circunstancias misteriosas, y muchos de los que se atrevieron a investigar los crímenes fueron también asesinados. Cuando el número de muertos alcanzó los veinticuatro, el recién inaugurado FBI decidió intervenir y fue uno de sus primeros grandes casos de homicidio. Después de que la investigación resultara un desastre, el joven director J. Edgar Hoover acudió al antiguo comandante de Texas, Tom White, para que desvelase el misterio. White estableció un equipo infiltrado, incluyendo a un agente nativo en el grupo.
En el siglo XVI, una nueva dinastía llegó al trono de las coronas unificadas de Castilla y Aragón. Desde la lejana Austria, los Habsburgo sumarían sus enormes territorios a los ya conquistados por los Reyes Católicos en América e Italia, formando el imperio más poderoso y extenso de Europa Occidental.
Durante doscientos años, los Austrias gobernaron unas veces con puño de hierro y otras con guante de seda. Se sucedieron guerras, traiciones, casamientos y amoríos secretos, mientras los tercios defendían sus posesiones europeas y los conquistadores las ensanchaban al otro lado del globo.
El Fisgón histórico, aliado con la pluma de David Nievas, desgrana en este divertida y novedosa historia ilustrada los reinados de estos poderosos monarcas y la época que les tocó vivir, analizando al detalle aquel imperio donde no se ponía el sol.
Si hay un género literario capaz de ensimismarnos y regalarnos horas de placentera lectura, absortos en la resolución de algún enigma, en la persecución de un asesino o en la aclaración de un crimen más o menos sangriento, este es sin duda el género negro, la novela policiaca, también conocida como noir. Con la intención de desmontar los grandes tópicos que rodean a esta literatura, Eugenio Fuentes indaga en los orígenes históricos, sociales y literarios de un género que juega con la verdad y la mentira, con los problemas psicológicos de sus protagonistas o sus dificultades para relacionarse con el mundo y sus semejantes.
Ejemplar cultivador él mismo de este género, y creador del inolvidable personaje Ricardo Cupido, Fuentes se acerca en esta obra a los grandes autores de novela negra desde Poe o Conan Doyle hasta Stieg Larsson y explora personajes, tramas, emociones y toda la mitología propia de un género que explora nuestras miserias morales y que se desliza por la fina línea que separa el bien del mal.
Boys club: m. Dícese de un grupo de hombres, en general blancos, heterosexuales y privilegiados que operan en un circuito cerrado. Intercambian cifras, información, documentos, dinero o mujeres. Ya sea en el ejército, en la política o en los consejos de administración estos grupos exclusivamente masculinos orquestan la exclusión y la invisibilización de la otra mitad de la población.
Martine Delvaux, figura imprescindible del pensamiento feminista, pone el foco en la camaradería masculina que rige el mundo y se centra en el fenómeno de los boys club desde sus orígenes en el Reino Unido hasta sus manifestaciones actuales y su omnipresencia en los centros de poder. Gracias a su amplio bagaje cultural, la autora argumenta con precisión cómo la persistencia de esa atmósfera de misoginia permite que los hombres sigan dominando el mundo.
Un autorretrato roto, un cuaderno del sufrimiento psíquico que describe sin ambages los síntomas e intensidades de un trastorno de ansiedad prolongado, y su oscura floración.
¿Qué queda de una persona cuando escribe «mi cabeza es mi enemiga»?
Un autorretrato roto, un cuaderno del sufrimiento psíquico o el recuento de la vida de un ex: ex adicto al trabajo, ex pareja y ex miembro del Club de los Mentalmente Sanos. Los brotes negros, que podría titularse asimismo Los buenos lagrimales, describe sin ambages los síntomas e intensidades de un trastorno de ansiedad prolongado, y su oscura floración: las fases de desesperanza, los episodios de ira, las ideaciones suicidas.
Algo más o algo menos que un individuo, lo que en sus líneas se dibuja es un sujeto experimental –«veamos si esta otra píldora hace efecto»– cuyos biorritmos, alterados hasta el colapso, somatizan la velocidad exaltada de la producción, la profesión y el capital.
Al comprar una casa en la isla de Hidra, la escritora Charmian Clift cumplió un sueño largamente acariciado: echar raíces en un puertecito de aguas cristalinas, luz cegadora y costumbres sencillas, lo más parecido a un paraíso en miniatura. Allí, Clift y su marido pronto ocuparon el centro de una comunidad de artistas y bohemios, soñadores y vagabundos que buscaban en Grecia una vida barata y sin ataduras, consagrada a la creación o a la vagancia. Entre ellos destacaría un todavía desconocido Leonard Cohen, al que el matrimonio acogió e inspiró con su ejemplo. Pero, como todo paraíso terrenal, el de Clift tenía un precio. Los días se le iban en poner coto al caos doméstico y en cuidar de sus tres hijos, los ingresos que generaban los derechos de autor eran exiguos, y las tabernas y el alcohol eran una distracción constante. Después de los pobres creativos llegaron los ricos y sus yates, y un buen día una legión de norteamericanos desembarcó en Hidra para rodar una película de Hollywood. Aquel rincón idílico se había convertido en una isla chic.
Los buscadores de loto es la crónica apasionante del nacimiento y la disolución de una utopía, de una época efervescente en la que Hidra fue un laboratorio social y artístico en el que experimentar con formas de vida distintas, antes de que el turismo y la modernidad más ramplona interrumpieran un sueño que parecía eterno.
Esta es la historia del encuentro entre dos mundos: Oriente y Occidente conectados por una red de caminos conocida como la Ruta de la Seda, por la que circularon la ambición, las riquezas, el poder y, sobre todo, el conocimiento.
Todo comenzó con un puñado de objetos. Valiosas posesiones que pasaban de mano en mano y recorrían miles de kilómetros a través de océanos, desiertos y montañas. Su inmenso valor no dependía solo de su belleza o de la pericia necesaria para elaborarlas; aquellas mercancías exóticas poseían la capacidad de hacer soñar a los que las contemplaban con tierras lejanas y parajes desconocidos, preguntándose cómo serían las gentes capaces de fabricar esas maravillas. Fue así como Oriente y Occidente comenzaron a buscarse.
Estas páginas relatan esa búsqueda. Una fascinante aventura protagonizada por emperadores, mercaderes, misioneros, peregrinos errantes, feroces conquistadores, portadores de tributos y eruditos que recorrieron tres continentes —desde el valle del río Amarillo hasta las aguas del Mediterráneo— junto a caravanas de camellos, a bordo de dhows y naos o a lomos de veloces caballos de la estepa.
En las bodegas de sus barcos y en las alforjas de sus bestias de carga transportaron mercancías, pero también inventos, costumbres y nuevas formas de pensar. Fue así como los caminos de la seda se convirtieron en las venas del mundo, el escenario en el que se intercambiaron creencias y productos, y donde se materializó uno de los anhelos más hermosos del ser humano: el deseo de conocer al otro.
Las utopías han sido siempre un faro de esperanza al recrear la visión de sociedades perfectas y prometer un horizonte de igualdad y armonía. Sin embargo, cuando los paraísos terrenales han intentado materializarse, lejos de ser cielos despejados, a menudo se han revelado como «cielos con colmillos», donde el anhelado edén se ha transformado en un infierno. Con una perspectiva enriquecida por las Humanidades que abarca la filosofía, el arte, la literatura, el cine y la música, Emilio Lara demuestra que, aunque la realidad muestre sus fauces afiladas y devore los intentos de edificar un mund idílico, la promesa de un cielo terrenal sigue siendo un motor ideológico y emocional para la humanidad.
«Si escuchas con atención un relato, nunca volverás a ser el mismo, puesto que ese relato se introducirá en tu corazón y, como si fuera un gusano, acabará royendo todos los obstáculos que se oponen a lo divino. Por eso, aunque leas los relatos de este libro sólo para pasar el rato, no hay ninguna garantía de que alguno de ellos no acabe deshaciendo tus defensas y explote cuando menos lo esperes. ¡Estás avisado!»
Con tanto humor como lirismo, con tanta ligereza como profundidad, en Los contemplativos se abordan las grandes cuestiones del autoconocimiento y del crecimiento personal: el cuerpo, el vacío, la sombra, la contemplación, la identidad, el perdón y la vida cotidiana. Un tratado narrativo de espiritualidad con un extraordinario potencial de transformación. Un artefacto literario que, con la inconfundible marca personal de Pablo d’Ors, inaugura lo que bien podría llamarse una literatura de la luz.