¿Qué es realmente la IA y de qué manera impactará en la sociedad a corto y largo plazo? Un análisis en profundidad sobre la inevitable transformación de la humanidad de la mano de la inteligencia artificial.
En 2022 se produjo una discontinuidad inesperada en los avances en inteligencia artificial. Se trata de la herramienta ChatGPT, con unas capacidades de razonamiento sorprendentes y cuya sofisticación cogió por sorpresa incluso a los más expertos. Esta tecnología revolucionaria se halla en el centro de una frenética carrera donde varias empresas y Estados se apresuran por ser los primeros en desarrollar la inteligencia definitiva.
Según afirma su propio autor, este libro esboza algunas de las dificultades más importantes que debe afrontar nuestra civilización, una civilización que no se ha recobrado todavía completamente de la conmoción de su nacimiento, de la transición de la sociedad tribal o «cerrada», con su sometimiento a las fuerzas mágicas, a la «sociedad abierta», que pone en libertad las facultades críticas del hombre.
La felicidad ha derivado en un dilema casi irresoluble y el afán por conseguirla supone un verdadero obstáculo para una vida buena. «La gente que solo busca el provecho material, arriesga su vida a la ligera. ¿No es esto un error de nuestra generación?», se preguntaba Chuang-Tzu nada menos que a mediados del siglo IV a. C. Han pasado más de dos mil años. En la actualidad, el conocimiento científico y el progreso tecnológico han puesto a nuestro alcance infinitas oportunidades, sobreabundante información e innumerables objetos de consumo. Sin embargo, la insatisfacción, el desasosiego, la aceleración y el cansancio acampan por doquier.
Disfrutar del momento, estar plenamente en el presente se ha convertido en una aspiración cuasi heroica. Tan es así que cada vez más aparecen en el «mercado emocional» terapias variopintas y ofertas prodigiosas encaminadas a paliar este malestar. Frente al mandato «sed felices» que proclama nuestra sociedad del exceso, tal vez lo más sensato sea intentar vivir bien y de la forma más dichosa posible.
De la mano de Aristóteles, Séneca, Horacio, Montaigne, Voltaire y también de escritores contemporáneos, Rubén D. Gualtero reflexiona aquí sobre el sentido que le damos a nuestra temporalidad, la relación con nosotros mismos, los demás, la naturaleza, las cosas y hasta Dios, para reformular una ética de la alegría y la mesura que nos ayude a lograr una existencia más plena.
Ningún otro lema domina hoy el discurso público tanto como la transparencia. Según Han, quien la refiere solamente a la corrupción y a la libertad de información, desconoce su envergadura. Esta se manifiesta cuando ha desaparecido la confianza y la sociedad apuesta por la vigilancia y el control. Se trata de una coacción sistémica, de un imperativo económico, no moral o biopolítico. Las cosas se hacen transparentes cuando se expresan en la dimensión del precio y se despojan de su singularidad. La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual.
Google y las redes sociales, que se presentan como espacios de libertad, se han convertido en un gran panóptico, el centro penitenciario imaginado por Bentham en el siglo XVII, donde el vigilante puede observar ocultamente a todos los prisioneros. El cliente transparente es el nuevo morador de este panóptico digital, donde no existe ninguna comunidad sino acumulaciones de Egos incapaces de una acción común, política, de un nosotros Los consumidores ya no constituyen ningún fuera que cuestionara el interior sistémico. La vigilancia no se realiza como ataque a la libertad. Más bien, cada uno se entrega voluntariamente, desnudándose y exponiéndose, a la mirada panóptica. El morador del panóptico digital es víctima y actor a la vez.
La sociedad decadente revela lo que sucede cuando una sociedad rica y poderosa detiene su avance, y cómo la combinación de riqueza y dominio tecnológico con el estancamiento económico, la parálisis política, el agotamiento cultural y el declive demográfico crean una especie de «decadencia sostenible».
Muchos de los descontentos actuales, así como el devenir absurdo y errático que caracteriza a la realidad ?desde los transbordadores espaciales en tierra hasta los villanos de Silicon Valley, desde el cine y la televisión de insulso reciclaje hasta el escapismo mediante el consumo de drogas o la realidad virtual?, reflejan un sentimiento de futilidad y decepción, de que los caminos que nos quedan por recorrer llevan únicamente al ocaso. En este escenario tememos a la catástrofe, pero en cierto modo también suspiramos por ella, porque la alternativa es aceptar que somos decadentes de forma constante.
La sociedad del cansancio puede considerarse una de las obras más emblemáticas de Byung-Chul Han. En ella, con una visión casi profética, se presentan los grandes temas que el filósofo surcoreano desarrollaría luego durante más de una década, alcanzando celebridad mundial. En conmemoración de toda esa trayectoria filosófica, y por su rotunda actualidad, volvemos a presentar ahora esta obra en una nueva traducción.
Byung-Chul Han detecta que en las últimas décadas se ha producido en nuestras sociedades occidentales avanzadas un cambio de paradigma y que la anterior sociedad disciplinaria --basada en imperativos y prohibiciones externos-- ha pasado a ser una sociedad del rendimiento, en la que los individuos se afanan por explotarse a sí mismos. Si antiguamente el quebrantamiento de la norma acarreaba el castigo, ahora el incumplimiento del anhelo provoca frustración.
Cifrar la plenitud personal y el sentido de la vida en la incesante autoexigencia de rendir cada vez más conlleva como resultados culturales la nivelación de todas las diferencias, el infierno de lo igual y la pura positividad. Como consecuencias psicológicas acarrea cansancio, aburrimiento e indiferencia y como secuelas psiquiátricas ocasiona diversos síndromes: de hiperactividad, impaciencia, desatención y agotamiento. De este modo, el precio vital exige la renuncia al ánimo festivo, a la pura celebración de la vida.
La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social. Eso dice la Constitución española de 1978.
Sin embargo, no pocos advierten en el desarrollo legal una tendencia a construir una sociedad delirante, hostil a la dignidad del ser humano y a toda creencia, que contradice el acuerdo previo defendido por la Constitución. ¿Se trata de una crisis sin precedentes? ¿A dónde nos conduce, si es realmente así? El autor, experto en Derecho, nos ofrece aquí un marco de reflexión.
Nunca el conocimiento había sido tan importante y a la vez tan sospechoso; nunca lo habíamos necesitado tanto y desconfiado al mismo tiempo de el; nunca habíamos depositado tantas esperanzas en el conocimiento como solución mientras se convertía el mismo en un problema. La ciencia es fuente de la máxima autoridad y siempre controvertida. Los expertos son para unos la tabla de salvación y para otros los destinatarios de todas las iras. Mientras hay quien espera que el conocimiento nos saque del error y la ignorancia, hay tambien quien teme que nos este conduciendo a los peores desatinos. No entenderemos la sociedad en la que vivimos si no damos una explicación adecuada de este extraño antagonismo, que ya no puede ser entendido a partir de la moderna contraposición entre la Ilustración y sus sombras, como un combate moral entre progresistas y reaccionarios, la clásica demarcación entre cuerdos y locos.
El miedo marca una época en la que están avanzando los populismos de derecha, aumentan los casos de depresión y se experimenta el capitalismo como una coyuntura crítica. El miedo es síntoma de una situación social de incertidumbre. La clase mayoritaria ve peligrar su futuro y el individuo se siente arrojado a un mundo en el que ya no se siente resguardado ni representado.