Manuel Rico nos ofrece, en este libro, una colección de trabajos con un denomi-nador común: una visión crítica, no exenta de polemica, de la narrativa española y sus aledaños en el tránsito del siglo xx al xxi, tiempo en el que surge en nuestro panorama literario la llamada & x0201C;nueva narrativa española& x0201D; con las primeras obras de jóvenes autores y autoras, desde Muñoz Molina a Adelaida García Morales, pasando por Julio Llamazares, Martínez de Pisón o Javier Marías, iniciando un proceso en el que se encabalgarán, al menos, dos nuevas generaciones de narradores mientras, en paralelo, cobra un peso determinante la realidad digital.
Juan Villoro relata en La figura del mundo algunos pasajes memoriosos en torno a su padre, el pensador mexicano-catalán, Luis Villoro. Sin el afán de escribir una biografía en estricto sentido, Juan evoca aquí la vida singular de quien fuera filósofo, luchador social, zapatista y autor de una obra fundamental. En este libro hace una aproximación a una figura a la vez íntima y pública, adentrándose en las complejidades de cualquier vida, narrando con maestría instantes que se desdoblan para entender el ubicuo presente. Recupera así la esencia de un padre quien estuvo presente en la vida familiar de un modo intangible, un padre que debe ser indagado por un hijo que intuye sus afectos y renueva, de este modo, el pasado.
Escrito con gran sensibilidad y agudeza, este libro condensa el asombro y la emotividad de un autor para el que la escritura se convirtió en «una permanente carta al padre».
La búsqueda de la verdad es el inicio de un movimiento de elevación, de distancia, de libertad, de paz. La filosofía, su práctica existencial, es justamente esa forma de la acción y del amor (del amor a todas las cosas por su sentido verdadero). La erudición, la lógica o los métodos son los apoyos ulteriores de este acontecimiento espiritual, el cual, como todos los acontecimientos, no tiene su origen simplemente en el hombre, pero exige de este una tensión máxima, un punto máximo de la inquietud de su corazón. Los ensayos que se contienen en este libro ilustran momentos de filosofía. Su finalidad es la de animar a sus lectores a penetrar con valentía en ciertos textos y ciertos autores de nuestra riquísima tradición espiritual, sin dejarse intimidar por obstáculos fingidos (terminología complicada, abstracción extraordinaria, necesidad de una erudición enorme para entender algo, etc.). Para ello se recurre a una exposición apoyada lo más posible en los clásicos preferidos del autor, entre los que se encuentran Platón, Rosenzweig, Lévinas o Michel Henry.
El presente libro ofrece un excepcional estudio de los principales filósofos políticos del siglo XX. Según Michael H. Lessnoff es absurdo mantener que la filosofía política murió en el siglo XX. Con un análisis claro, inteligente y autorizado el autor demuestra que este siglo produjo toda una pléyade de filósofos políticos perfectamente comparables a los de época anteriores. La originalidad en teoría política siempre ha sido impulsada por nuevos problemas y crisis, de los que éste, el siglo más político de todos, no estuvo precisamente exento. Lessnoff examina las propuestas a las crisis políticas de ofrecidas tanto por escritores liberales como por neomarxistas, sin olvidar a pensadores más difícilmente clasificables, como Hannah Arendt y J. Habermas. Muestra también cómo las teorías políticas del siglo XX se constituyeron como reacción a fuerzas sociales e ideológicas profundamente arraigadas tales como la burocratización, la racionalización y el «desencanto». Herramienta fundamental para el estudiante de filosofía y de Ciencias Políticas, este libro será igualmente bien recibido por el lector interesado en el pensamiento político o en la historia de nuestro tiempo.
Desde que el autor de este libro se acercó, hace más de treinta años, a las obras de Simone Weil, su lectura devino en una pasión para él. El de Simone Weil es un pensamiento que no se puede fijar. Posee un flujo propio que va unido al discurrir de su vida. Cabe, no obstante, abordarlo por sus ramales: su preocupación religiosa, su inclinación político-social, su experiencia mística, su visión científica. Los textos aquí recogidos se ofrecen como una introducción para navegar por ese pensamiento fluido, a sabiendas de que cada lector es responsable de su propia navegación.
En enero de 1907, cuando solo tenía veintiún años, Natacha Klimova fue condenada a muerte por participar, junto a otros miembros del movimiento maximalista, en un atentado contra el ministro del Interior del régimen zarista. La pena fue conmutada por cadena perpetua, pero antes, mientras esperaba la sentencia, Klimova había escrito a su familia una extensa carta que acabó publicada en la prensa y que conmovió a buena parte de la sociedad rusa. La historia de Natacha Klimova no había hecho más que empezar.
Pero ¿quién fue Natacha Klimova? ¿Cómo llegó una joven de la nobleza de Riazán a colaborar en el mayor atentado terrorista de la Rusia prerrevolucionaria? ¿Cómo consiguió escapar de prisión y qué fue de ella durante su vida como fugitiva?
Maud Mabillard decidió seguir la pista de Klimova y reconstruir su historia a través de cartas, documentos policiales y testimonios de quienes la conocieron. El resultado es esta Flor roja que, además de llenar los vacíos biográficos de Natacha Klimova, ayuda también a componer el complejo puzle político y social de la Rusia de comienzos del siglo xx.
Un texto en el que habitan ideólogos, espías, campesinos o literatos —Tolstói y Mayakovski, entre otros, transitan por estas páginas— y que, sin perder el rigor del documento histórico, adquiere por momentos la tensión de una trama policial.