22 Días Contigo, Espíritu Santo es el devocional que estabas esperando. Se trata de veintidós intensos días en los que nuestra voluntad y anhelos personales son tocados por la acción del Espíritu a través de la edificación en su Palabra, la reflexión continua, la oración constante y específica, y la aplicación inmediata a nuestra vida, justo en donde nos encontramos.
La presencia del Espíritu de Dios en nuestras vidas se encargará de transformarnos.
Esta es una guía que te ayudará a encontrarle en intimidad, tal como lo vemos en el libro “En honor al Espíritu Santo”. Es un instrumento que Él utilizará para alcanzarte y cambiar tu vida en 22 días.
«El barco en el que viaja Aniceto rumbo a Roma (…) llega por fin a Ostia, puerto de la capital. Desde allí, se dirige apresuradamente a la Ciudad Eterna. El día anterior, una misiva firmada por el emperador le instaba a presentarse lo antes posible en su morada. El tono urgente de la carta dejaba entrever una cierta gravedad que no cesa de inquietarlo. Mientras bordea las márgenes del Tíber, la cima del Palatino emerge poco a poco al sol matutino que corona la capital.»
Estamos en la Roma del año 62 d.C. y, en lo alto del Palatino, se gesta un complot. Nerón, ansioso por unirse a Popea, tiene la intención de divorciarse de la emperatriz Octavia, pero necesita un pretexto y el esclavo liberado Aniceto será el instrumento de esta conspiración. Es a él a quien seguiremos por las calles de la capital, de los templos a los palacios, de los barrios bajos a las arenas del circo, acercándonos a lo que fue vida cotidiana en Roma. ¿Cómo vivía la gente en la época de Nerón? ¿Cuáles eran las creencias, los miedos, el hábitat, los placeres, las libertades y las servidumbres de los romanos?
Les entrego una compilación de ideas que he compendiado al cabo de 30 años de haber participado en un retiro de evangelización que con frecuencia se ofrecía bajo la dirección del Padre Lautico Garcia S,J. para el colegio Santísima Trinidad donde estudie y para el colegio Santa Teresita. A partir del 19, 20, 21 y 22 de mayo del 1988, fecha de mi retiro, me integre en cuerpo, alma, vida y corazón en la experiencia del kerigma en mi parroquia Santísima Trinidad, a 15 minutos de distancia de mi casa. El mismo párroco difundía en persona este retiro por todos los confines de la República Dominicana.