Suetonio (c. 70 – después de 126) es el biógrafo por antonomasia de la literatura latina. Originario del norte de África, hizo carrera en la administración imperial de Roma con cargos de gran responsabilidad bajo los reinados de Trajano y Adriano. Esto le dio un acceso privilegiado a los archivos privados de los emperadores, una fuente de información valiosísima que le permitió enriquecer su obra centrada en los doce primeros césares: de Julio César a Domiciano.
Como todas las biografías escritas por Suetonio, la de Calígula se centra no tanto en asuntos públicos que no afectaban personalmente al emperador, sino en su trayectoria vital enriquecida con detalles y noticias sobre sus costumbres y su conducta. El resultado es el retrato más vívido y truculento de uno de los gobernantes más infames que tuvo Roma.
El mundo está cambiando. Los animales se están yendo al norte, cada vez son más frecuentes las megaolas de calor, y los incendios, más virulentos e incontrolables, son ya de sexta generación. Por no hablar de la prolongación de la temporada de mosquitos o la progresiva desaparición de las golondrinas que llegaban cada primavera. El modo en que entendamos estas señales y nos enfrentemos a sus consecuencias en lo que queda de siglo será clave para el futuro de nuestra especie.
En Calor, el periodista científico Miguel Ángel Criado se sumerge en una investigación sin precedentes sobre la magnitud de los efectos de la crisis climática en España. Quienes no consideren que el impacto en la flora y la fauna sea motivo suficiente de alarma, tal vez entiendan la necesidad inmediata de tomar cartas en el asunto si ven peligrar las industrias de las que depende este país, como la vitivinícola o la turística, o se sientan interpelados ante la dificultad cada vez mayor para sobrevivir (en algunos casos, literalmente) a los rigurosos veranos en las ciudades.
Cámaras secretas se compone de lecturas, anécdotas y testimonios que buscan ahondar en la manera en que el cuerpo doliente nos ofrece una forma de narrarnos, de redescubrir la identidad aun a pesar de las pérdidas.