Nosotros que luchamos con Dios nos guía a través de los grandes relatos bíblicos de rebelión, sacrificio, sufrimiento y triunfo que han moldeado nuestra psique y nos han unido como civilización. Con un análisis fascinante y profundo, el pensador más influyente de la actualidad explora la caída eterna de Adán y Eva, el crimen de Caín, el arca de Noé, el colapso de la torre de Babel y el viaje de Moisés. ¿Qué significan estas historias y qué papel desempeñan en nuestra existencia? ¿Qué fuerza las escribió y transmitió a lo largo de los siglos? ¿Qué enseñanzas pueden ofrecernos hoy en día? Este libro nos invita a redescubrir los episodios bíblicos fundamentales que, incluso en la actualidad, iluminan las zonas oscuras de nuestra sociedad y responden a las grandes preguntas de la humanidad. Ha llegado el momento de entender estas cuestiones, tanto científica como espiritualmente, de tomar conciencia de la estructura de nuestras almas y nuestras sociedades.
En 1943, dos años después de su llegada a Nueva York, Hannah Arendt escribe el ensayo Nosotros, refugiados. Testimonio existencial de una apátrida excepcional, pero también primer manifiesto político sobre las migraciones, esta obra constituye una lectura indispensable para orientarse en el escenario político actual, donde ha aumentado la masa de quienes, atrapados entre fronteras nacionales, son considerados cuerpos extraños, superfluos, residuos de carne y hueso; los Estados aún discriminan y rechazan, mientras se multiplican los campos de internamiento y las zonas de tránsito donde son arrojados millares de seres humanos. La presente edición complementa el texto con un estudio crítico de Donatella Di Cesare que reconstruye la lección de Arendt, devolviéndole todo su carácter disruptivo.
¿«Nada es seguro en esta vida salvo la muerte»? Veremos. Los transhumanistas han llegado muy lejos y pretenden hacernos inmortales.
Nostalgia de futuro aborda los orígenes, fundamentos y peligros de la pretensión de alcanzar una naturaleza humana «mejorada» de manera acrítica y amoral a través de la tecnología. «El transhumanismo, aunque se presente como promotor de lo humano, es un pensamiento contrario al hombre. Lo es porque no asume la realidad esencialmente vulnerable y frágil del ser humano con la intención de paliarla o sanarla, sino que más bien pretende una superación de ella».
Desde la concesión en 2018 de la ciudadanía en Arabia Saudí al robot Sophia, que goza de más «derechos» que las mujeres en ese país, pasando por FM-2030, un hombre que asumió una identidad «futurista» porque aseguraba ser «una persona del siglo XXI arrojada accidentalmente al siglo XX», hasta la existencia de un partido político transhumanista, el americano Transhumanist Party, Roberto Esteban Duque aporta un recorrido exhaustivo y escalofriante de todas las «mejoras» realizadas en los últimos años, dejando claras las comprometidas intenciones de los transhumanistas: «crear en el sentido que se quiera la propia condición humana».