Un Fernando Savater más libre e iconoclasta que nunca. Carne gobernada es posiblemente su obra más personal donde a través de un viaje por sus vivencias, reflexiona sobre la política actual, el deseo y la sensualidad en la madurez. Además de explicar cómo los acontecimientos recientes han motivado su cambio ideológico y criticar la clara decadencia política y cultura del Occidente, lanza un dardo al periódico en que siempre ha escrito, El País, y un alegato a favor de la libertad sexual de los mayores.
Con un tono narrativo y un lenguaje cercano lleva al lector por una travesía que agitará conciencias y levantará polémicas.
La más bella carta de amor.
«Acabas de cumplir ochenta y dos años. Has encogido seis centímetros, no pesas más de cuarenta y cinco kilos y sigues siendo bella, elegante y deseable». Así comienza la bella carta que el filósofo y periodista André Gorz escribió a su esposa, Dorine, pocos meses antes de que los dos apareciesen muertos en su casa. Gorz fue fundador de Le Nouvel Observateur y compañero de viaje de Sartre. Sin embargo, no es la filosofía el tema de Carta a D.: esta es una conmovedora carta de amor de Gorz a su mujer. Tras sesenta años juntos, Dorine estuvo aquejada de una terrible enfermedad que terminaría con el suicidio pactado de ambos. El amor y la muerte transitan por estas páginas y nos recuerdan que amar es la entrega total.
Carta a Moscú. Escritos antiestalinistas de un socialista sin partido reúne una veintena de textos que, de 1936 a 1975, muestran el temprano compromiso del autor con la defensa de un proyecto de transformación política, social y moral que se mantuviera siempre vigilante ante toda forma de dominio totalitario, ya fuera bajo un gobierno capitalista, fascista o comunista.«Estoy convencido, y he tratado de expresarlo en todos mis escritos, que para poder resistir contra el fascismo, tenemos necesidad no tanto de medios materiales, ni de armas, ni de grandes aparatos burocráticos, como sobre todo de un modo totalmente distinto de considerar la vida y los hombres. Sin él, nosotros mismos, queridos amigos, nos convertiríamos en fascistas. Es decir: en fascistas rojos. Y debo deciros que me niego a convertirme en un fascista, y mucho menos, en un fascista rojo».Silone es un revolucionario y un hombre honesto, y por tanto, huelga decirlo, un exiliado. Es uno de esos hombres que son denunciados como comunistas por los fascistas y como fascistas por los comunistas.―GEORGE ORWELL