En nuestro mundo radicalmente artificial, sólo los animales, al recordarnos lo que fue la naturaleza, tal vez nos permitan recordar nuestra propia humanidad. Pero, ¿sabremos y querremos vivir con ellos? Porque el sacrificio masivo de animales, considerados meros elementos de "producción animal", les inflige un terror y un sufrimiento insoportables.
¿Qué es la ganadería? ¿Qué le diferencia de la "producción animal"? ¿Qué lugar ocupa la muerte en el trabajo con animales? ¿Podemos mejorar su suerte en los sistemas industriales? ¿Debemos "liberar a los animales", como proponen algunos filósofos?
Todo el mundo busca la verdad y un propósito. Incluso viviendo en tiempos en los que la verdad parece ser subjetiva e ignorada. Sebastián Franz desafía la noción de que los aspectos mundanos y ordinarios de la vida carecen de propósito, demostrando cómo incluso nuestras experiencias más desafiantes forman parte del plan de Dios para nuestras vidas: glorificarle. Con un enfoque práctico y perspicaz, el autor aborda la cuestión universal de cómo las personas pueden glorificar a Dios en su día a día, ya sea como ama de casa, empleado, estudiante o en las complejidades de las relaciones.
En el año 1972 partió de Montevideo, con destino Santiago de Chile, un avión Fairchild F227 de las fuerzas aéreas uruguayas en el que viajaba un equipo de rugby y sus acompañantes. Pero en realidad les aguardaba un destino muy distinto del que ellos habían proyectado. Las infernales condiciones climatológicas determinaron la catástrofe, y el aparato se estrelló en Los Andes. Sólo dieciséis de los cuarenta y cinco pasajeros que viajaban en el avión sobrevivieron al accidente y a los casi tres meses de indescriptibles rigores que compartieron con el hambre, el frío y el dolor. Sin otras provisiones, se vieron obligados a enfrentarse al horror de alimentarse con la carne de sus compañeros muertos, en un acto desesperado por conservar la vida. ¡Viven! Relata con toda suerte de detalles esta escalofriante peripecia y la de los familiares que en ningún momento dejaron de buscarlos.