UNA REIVINDICACIÓN DEL ESCEPTICISMO COMO DEFENSA ANTE LAS TIRANÍAS Y LOS FANATISMOS.
Filósofo inconformista e insobornable, Bertrand Russell publicó este conjunto de ensayos cuando ya había dado sobradas muestras de ser un intelectual revolucionario. En ellos, mediante el ejercicio de la duda escéptica, nos propone un planteamiento «paradójico subversivo»: transformar un mundo irracional a través de la razón, que es la que determina las acciones humanas. Russell aborda grandes temas como el psicoanálisis, la ciencia, la educación, la relación entre guerra y bienestar, el control de la información o la libertad individual, y los examina con una actitud escéptica, que se convierte también en una forma de independencia intelectual. El resultado es una obra que nunca ha perdido su vigencia.
Un fascinante compendio de ensayos a medio camino entre la poesía y el ensayo antropológico.
Desde que se iniciara como escritor, Eliot Weinberger encontró en el ensayo un territorio inexplorado que a partir de entonces no ha dejado de investigar. Ha creado un fascinante compendio de antropología universal reduciendo la distancia entre la poesía y la narrativa hasta lo ínfimo, y así ha renovado profundamente la forma del ensayo contemporáneo. En estos Ensayos elementales el lector encontrará parte de los textos publicados a lo largo de su trayectoria, así como otros inéditos hasta la fecha.
Un conjunto de ensayos de carácter único, cuyas trabadas piezas, que a menudo se entremezclan en la configuración de otras, confluyen en una prodigiosa variedad temática —del viento a los rinocerontes, pasando por los lagartos, los aztecas, Empédocles, los Chang o las abejas— y en un imaginario cultural en el que los límites entre las mitologías orientales y las ficciones occidentales también se difuminan.
Tomando de la poesía la versificación, la metáfora y la imagen; de la prosa enciclopédica, una voz veraz y un respaldo histórico documentado; de la tradición oriental, la proliferación de elementos naturales y cierto sedimento exótico-sagrado (son comunes las matemáticas y la geometría, los pequeños rituales casi tribales), Weinberger centra su atención en las particularidades de lo humano —sus sueños, literaturas y paisajes— y es capaz de darles forma con una escritura ambigua, muy sencilla, que convierte este corpus en un ejercicio de imaginación poética superlativa.
Publicado por primera vez en forma de libro en 1823, Ensayos de Elia ha terminado por convertirse en una de las expresiones literarias más logradas del pensamiento romántico inglés. Pese a que su segundo volumen, Los últimos ensayos de Elia, no vería la luz hasta diez años más tarde, las primeras piezas de la colección comenzaron a aparecer en The London Magazine en 1820 y continuaron publicándose periódicamente hasta 1826. El tono personal y coloquial de sus textos hizo que Lamb se granjease una enorme popularidad entre los lectores. Al igual que sus cartas, estos ensayos, implícitamente nostálgicos y melancólicos, dan cuenta de una personalidad literaria rebosante de ironía, ingenio y humanidad, y hacen suya la mítica afirmación de Montaigne según la cual Lamb mismo (oculto tras la máscara de Elia, aquí) vendría a ser la materia de su libro.
Francis Bacon (1561-1626) fatigó su vida y agotó su salud en el desempeño de la política (en un periodo histórico particularmente turbulento), hizo contribuciones decisivas a la ciencia (pulió el método científico hasta convertirlo en el instrumento más eficaz para conocer la naturaleza), pero su aspiración secreta fue la de vincular su nombre a la literatura. Bacon no estaba tanto interesado en la ficción o en el tratado teórico, como en una forma nueva, que había puesto en circulación Montaigne: el ensayo. Una forma libre de pensamiento sobre toda clase de asuntos, comunes a los hombres, donde la imaginación del abordaje se revela decisiva. Los Ensayos fueron durante años el orgullo secreto de Bacon y su contribución más importante a las letras inglesas. Estos textos breves y concentrados, fruto de una curiosidad disparada en múltiples direcciones (la verdad, la muerte, la venganza, la envidia y el amor; pero también el disimulo, la sospecha, la ira, la fama o la conversación; y saberes prácticos como la salud, la jardinería o las negociaciones), siguen apelándonos directamente, gracias a dos grandes virtudes que les permiten sortear el paso del tiempo: una lúcida comprensión de la naturaleza humana, y una precisión casi clínica con el lenguaje. El mundo cambia, pero las pasiones siguen aquí, y leídas con varios siglos de distancia, las palabras y las ideas de Francis Bacon (una inteligencia resuelta a pensarlo todo por sí misma) siguen interpelándonos.
Resultado de tres conferencias pronunciadas en los Estados Unidos en el año 1963, el " Ensayo sobre las libertades " de Raymond Aron (1905-1983) se enmarca en el contexto de los debates intelectuales del mundo cultural de la Guerra Fría. La obra refleja con claridad el compromiso del sociólogo y filósofo frances con la defensa de los principios del liberalismo político y sus páginas destacan por su tenaz reivindicación del valor de la libertad individual, del pluralismo, y por la preocupación por las condiciones para su florecimiento, conservación y desarrollo. Convertido en un clásico de las ciencias sociales, en este libro Raymond Aron ofrece un profundo análisis de la complejidad de las sociedades contemporáneas de posguerra y pone sobre la mesa preguntas que, a todas luces, hoy tienen plena vigencia: ¿Tiene sentido hablar de "la libertad" en vez de estudiar "las libertades"? ¿Existe una correlación entre el nivel de vida y la viabilidad del modelo democrático liberal de tipo occidental? ¿Que porvenir reserva a los valores liberales el desarrollo de una sociedad tecnológica y centralizada?
Generalmente, se entiende por terrorismo la voluntad deliberada de sembrar el terror golpeando a la población desarmada considerada enemiga. Sin embargo, Francesco Benigno cuestiona este enfoque recurriendo a la historia. De hecho, la producción de "terror" no ha sido históricamente la única dimensión del "terrorismo" y, de esta manera, puede entenderse mejor como la construcción de un evento sensacional, capaz de despertar a las masas de su letargo político, lo que los anarquistas llamaron "propaganda con el hecho". Al mismo tiempo, la historia nos enseña que el terrorismo es también una técnica de guerra utilizada en tiempos de paz, la continuación de la política con medios explosivos. La finalidad del gesto terrorista es, en otras palabras, perfilar, a través de una imagen polarizada en el eje nosotros-ellos, el escenario de una guerra, definida en términos absolutos como el choque entre el bien y el mal. El autor de este libro da cuerpo y sustancia de manera brillante a esta tesis historiográfica, conduciendo al lector por épocas muy diferentes: del Terror de la Revolución Francesa a las bombas anarquistas, del populismo ruso a la Guerra Fría, de los años del plomo en Italia a los atentados del 11 de septiembre.