Entre el invierno de 1821 y la primavera de 1824, murieron John Keats, Percy Bysshe Shelley y lord Byron, la segunda generación del Romanticismo inglés. En su persecución de la belleza y de la muerte, escapando de la conservadora Inglaterra, hallaron lo sublime en una tierra de mar y de misterio, Italia, donde descubrieron que el triunfo de la poesía era la muerte. Ninguno de ellos supo lo que era cumplir 40 años. Los tres ambicionaron el amor y la gloria literaria, pero un pasado cargado de sombras los perseguiría hasta el fin de su desgracia. El profesor Fernando Valverde ha construido un relato apasionante que nos invita a compartir esos años finales —con sus inquietudes, desvelos y emoción— con los tres grandes protagonistas. El resultado es un relato de no ficción, literario y exquisito, que es, sin duda también, un conmovedor tributo al amor a la poesía y a los libros.
La globalización ha producido sensaciones de impotencia en millones de personas en Occidente. Ese sentimiento de indefensión genera resentimiento y un afán por buscar culpables. Se culpa a los inmigrantes. Se culpa a los musulmanes. Se culpa a otras razas. Se culpa a la élite cultural. Basándose en una combinación de ejemplos históricos y contemporáneos, Nussbaum desenreda en La monarquía del miedo toda esta maraña de sentimientos y nos proporciona así una hoja de ruta para que sepamos hacia dónde dirigir nuestros pasos a partir de aquí.
La amplia literatura mística y cabalística judía, que se extiende a lo largo de un dilatado periodo de tiempo y exhibe numerosas tendencias, es estudiada en esta obra desde la perspectiva de su desarrollo histórico, pero tratando al mismo tiempo de forma sistemática sus principales contenidos y abordando las diferentes interpretaciones a que éstos han dado lugar.
Los textos místicos del judaísmo, fruto muchas veces de tradiciones orales esotéricas, son así presentados dentro del contexto religioso y cultural de sus respectivas corrientes y etapas: el misticismo judío antiguo, el periodo clásico de la Cábala, la Cábala luriánica, la Cabala de Sabetay Tsebí y el movimiento jasídico. El recorrido concluye con una reflexión sobre la paradoja que es propia del lenguaje místico: querer expresar lo inexpresable.