No cabe duda de que uno de los más potentes efectos que la filosofía de Spinoza produjo durante los tres últimos decenios del siglo XVII fue el de conferir una unidad de intención crítica, a veces desmedida en su violencia, a judíos y cristianos (ya fueran católicos o reformados), místicos y teólogos racionales, cartesianos y anticartesianos, oratorianos y jansenistas. El odio teológico y metafísico suscitado por el judío de Áms-terdam fue unánime, si bien las estrategias y tácticas desplegadas para aniquilar su doctrina fueron varias. De todas ellas se hace eco Fierre Bayle, guardando y difundiendo por los siglos su memoria. Pero lo hace construyendo a la vez, paciente y laboriosamente, a lo largo de más de veinte añqs y en prácticamente todas sus obras, una imagen mítica y, como tal, perdurable del famoso y temido «ateo de sistema». De esta manera, y dado que los escritos que aquí se ofrecen constituyen una suerte de corpus fundamental —al que se ha visto obligado a recurrir todo aquel que durante la práctica totalidad del siglo xvm quisiera informarse sobre la vida y la doctrina de Spinoza—, los efectos provocados por su filosofía comienzan a transformarse. El spinozismo quedará convertido en una de las más potentes condiciones de la elaboración del programa filosófico de la Ilustración más crítica y radical.
Entre los escritos de Paul Valéry destacan aquellos que tienen en el arte y la estética motivo fundamental: sus célebres diálogos El alma y la danza y Eupalinos o el arquitecto, junto con los que sucesivamente dedicó a Leonardo da Vinci, escritos que ofrecemos en una cuidadosa traducción: Introducción al método de Leonardo da Vinci (1894), Nota y digresión (1919) y Leonardo y los filósofos (1929). El autor de El cementerio marino se reconoce en la figura de Leonardo, más un Leonardo posible que un Leonardo histórico, no por ello menos real y riguroso, y sus análisis son precisa manifestación tanto del arte del pintor cuanto de la estética del propio Valéry.
Los escritos publicados y los discursos pronunciados por Max Weber en los últimos meses de 1918 y en los primeros de 1919 sobre el futuro de Alemania que se incluyen en este volumen muestran que él no consideraba imposible la creación de un Estado republicano presidencialista, federal y democrático para una Alemania que incluyera al máximo número de alemanes, es decir, que incluyera a los alemanes austríacos, y que no girara ya, en cuanto a la organización del poder estatal, en torno a la hegemonía de Prusia en el Estado, que es lo que había ocurrido en el Deutsches Reich desde su creación en 1871 hasta 1918.