¿Por qué se va la gente de las ciudades? Porque la echan. Una multitud de factores, desde el precio de la vivienda hasta los efectos del turismo, empujan a las personas a abandonar los espacios urbanos concentrados. Poco a poco, las ciudades se vacían y envejecen. Lo extraño es que no lo notamos, porque el flujo constante de personas nos hace sentir que todo está lleno, en especial los centros históricos, reconvertidos en parques temáticos.
El rentismo ha sustituido a la producción. La ciudad se ha convertido en un tablero de Monopoly que expulsa a los que no pueden pagar. ¿Por qué apostar por los habitantes de clase media cuando la especulación, el turismo o el consumo desaforado en domingo resultan más provechosos? Las ciudades ya no anhelan construir el futuro; buscan rentabilidad.
En abril de 1944, Rudolf Vrba se convirtió en uno de los primeros judíos en escapar de Auschwitz. Contra todo pronóstico, tras esquivar por poco las balas alemanas, él y su compañero de fuga escalaron montañas y cruzaron ríos para alcanzar la libertad. Vrba quería advertir a los últimos judíos de Europa del destino que les esperaba al final de la vía férrea. Brillante estudiante de ciencias y matemáticas, memorizó cada uno de los detalles de la maquinaria nazi y lo arriesgó todo para recopilar los primeros datos de la Solución Final. Tras su huida, sacó de contrabando el primer relato completo de cuanto acontecía en los campos de exterminio, un informe detallado que finalmente llegaría a manos de Franklin Roosevelt, Winston Churchill y el papa, y que acabaría salvando miles de vidas. El maestro de la fuga es la historia de un hombre que merece ocupar su lugar en la historia junto a Ana Frank, Oskar Schindler y Primo Levi, protagonistas todos ellos del capítulo más oscuro de nuestro pasado reciente.
¿Qué puede salir mal cuando en un país inestable surge un líder inestable?
Meses antes de las elecciones de 2023 a la presidencia de Argentina, Juan Luis González se propuso indagar y aclarar cuáles eran los orígenes y las causas del ascenso político de Javier Milei, una figura que despertaba estupor y fascinación por igual. Después de meses de investigación, lo que tenía que ser un perfil biográfico fue convirtiéndose poco a poco en un relato tragicómico y descarnado de un personaje turbio. Un individuo, hoy presidente, que habla con su perro muerto y que tras su discurso de ruptura con la vieja política personifica todos sus peores rasgos: miembro de un partido que vende sus cargos al mejor postor, que se relaciona con hinchas violentos, que amenaza a las voces discordantes y que recibe ayudas del peronismo que dice combatir. Una historia que, como tantas otras, empezó cuando una de las personas más ricas del país decidió financiar e impulsar este fenómeno mediático en aras de sus propios intereses económicos.
El loco, obra que ha sido reconocida por el Foro de periodismo argentino con un premio por su trabajo de investigación, es una implacable biografía pública y privada de un líder y del propio partido que lo arropa. Pero también es algo más: es la radiografía de una sociedad aterrada, exhausta y aislada de la que Milei es su mejor protagonista.