La Crítica del discernimiento, o de ia facultad de juzgar (1190), de Immanuel Kant (1724-1804), fue aclamada por Goethe como la más influyente de las obras kantianas, por tratar al mismo tiempo del arte y de la naturaleza, mientras que Hannah Arendt haría, por su parte, una lectura política de sus páginas. En su tercera Crítica Kant culmina el itinerario de su reflexión filosófica, abordando problemas relacionados con la estética y con la teleología. Aquí se trata sobre Ip bello y lo sublime, sobre lo sublime como símbolo de la moralidad y sobre las ficciones heurísticas que pueden orientar nuestro conocimiento de la naturaleza, entre muchos otros temas que son analizados en sus respectivos estudios introductorios por los autores de esta nueva edición castellana, responsables igualmente del aparato crítico y del útil índice conceptual que acompaña a la obra.
La filosofía del Derecho actual se caracteriza por el giro argumentativo que contempla el conjunto de los fenómenos jurídicos desde el punto de vista de la persuasión racional. En este nuevo contexto, se hacía imprescindible ofrecer a los juristas una orientación teórica y práctica para enfrentarse con lo que constituye el núcleo de su actividad profesional: argumentar jurídicamente.
Este Curso construye una teoría unificada de la argumentación jurídica desde tres perspectivas distintas: la formal (o lógica), la material y la pragmática, y trata las tres preguntas fundamentales de la práctica jurídica: cómo analizar una argumentación, cómo evaluarla y cómo argumentar.
La exposición se acompaña de numerosos materiales (sentencias, textos de filósofos del Derecho, de filósofos sin más, de juristas teóricos o prácticos, polémicas o artículos de prensa) en los que se desarrollan o se problematizan los puntos principales previamente presentados de manera sintética y sistemática.
Nacido en una familia hispano-romana, Lucio Anneo Séneca (ca. 3 a.C-65 d.C) pasó muy joven a la capital del imperio, donde andando el tiempo fue encargado de la educación de Nerón, ejerciendo gran influencia en los primeros tiempos de su reinado. Su tratado acerca de la cólera es una reflexión abiertamente polémica guiada por una intención ejemplar. Frente a los epígonos del aristotelismo y el platonismo, el estoicismo romano (y Séneca especialmente) se muestra cauteloso ante los excesos teóricos y otras tentaciones, sintonizando más bien con el epicureísmo en la idea de que el hombre, en medio de los avatares, ha de alcanzar la «apatía», la impasibilidad.