En 1785, cuando el gran poeta alemán Friedrich Schiller escribió su inmortal Himno a la alegría, cristalizó las esperanzas y los sueños más profundos de la Ilustración europea para una nueva era de paz y libertad, una época en la que millones de personas se considerarían como iguales. La Novena Sinfonía de Beethoven dio entonces alas a las palabras de Schiller, pero apenas un siglo después esas mismas palabras fueron reivindicadas por los propagandistas nazis y tergiversadas por la barbarie.
Cuando se trata de cómo las sociedades recuerdan estos sueños y catástrofes cada vez más lejanos, solemos pensar en libros de historia, archivos, documentales o memoriales tallados en piedra. Sin embargo, en El eco del tiempo, el galardonado crítico e historiador cultural Jeremy Eichler defiende de forma apasionada y reveladora el poder de la música como memoria de la cultura, una forma de arte singularmente capaz de transmitir el significado del pasado.
Este libro analiza la clase media como el núcleo de nuestra particular forma de vida histórica y social. A pesar del carácter ilusorio de la igualdad de oportunidades y de la ficción meritocrática, la clase media ?o más bien el ideal de la clase media como norma social, aspiración y forma de integración? sigue siendo seguramente el elemento de mayor consenso en nuestras sociedades. Sobre la clase media ha descansado la estabilidad política de la democracia y la capacidad de que las crisis económicas no resultaran en catástrofes políticas. Así se explica aquí en los dos cortes que también constituyen las principales crisis políticas en la historia reciente del país: la Transición y el 15M.
En su trayectoria histórica reciente, la clase media es diseccionada en distintas figuras: el propietario, el garantizado, el padre/madre de familia, el educado y el modernizado. El resultado es un paisaje complejo y dinámico, que se despliega en el curso de varias décadas en paralelo a la transformación de su «constitución material», asociada a distintas formas de regulación política: keynesiana durante el desarrollismo franquista y neoliberal con el despliegue del capitalismo financiero. El arreglo social que conocemos como sociedad de clases medias no se entiende así como una categoría sociológica. Antes bien, aparece como una producción política en gran parte mediada por el Estado («la clase media es el pueblo del Estado», afirmaba el autor en su anterior libro).
¿Podrá España salir del laberinto en el que está atrapada por la ambición de poder de Pedro Sánchez y la deslealtad del nacionalismo catalán?
Dos derivas populistas preocupan a Cebrián en los últimos años: por un lado, la de Pedro Sánchez, dispuesto a todo para permanecer en el poder; por otro, la del nacionalismo catalán, que terminó en un golpe de Estado fallido. Los dos problemas han acabado fatalmente por converger en esta legislatura. De ahí que el «efecto Sánchez» no sólo perjudique a su partido, sino al país en su conjunto.
Ante estos retos, y otros que también revisa este volumen, como la fragilidad democrática de América Latina, la perversión del lenguaje, la gestión de la pandemia como ejemplo del desgobierno y la de la guerra de Ucrania como muestra de la ausencia de criterio en la política exterior, la presión a los medios desde el poder, el ascenso del populismo y la creciente polarización, Cebrián propone un regreso a la era de la razón, del pacto de Estado y de las reformas consensuadas. En tono moderado y con una visión profunda, radiografía los males de España y del mundo. Los artículos aquí reunidos, publicados en el diario El País entre 2018 y 2024, se enriquecen mutuamente, de tal modo que el libro se convierte no sólo en el valiente testimonio de un análisis de nuestra actualidad, sino también en una amplia reflexión necesaria para ayudar a construir «un país mejor».
¿Por qué Egipto? ¿Cómo nació? ¿Cuáles eran sus valores intangibles? ¿Por qué no sufrió ninguna guerra religiosa? ¿Por qué se fundamentaba en ritos iniciáticos y cuáles son sus contenidos?
¿Cómo se descubrió el secreto de la eternidad?
Como resultado de más de medio siglo de investigaciones, esta obra, ilustrada con unos documentos destacables, muchos de ellos raros y poco conocidos, intenta comprender cómo el Egipto faraónico configuró el alma del mundo y consiguió el matrimonio imposible entre el espíritu y lo material.
Como señalara Hernán Cortés, hubo un tiempo en que los españoles tenían a su alcance todo lo posible. Y lo posible en el siglo XVI no tenía nada que se le equiparase.
Pocas veces ha habido una época más rica que el Siglo de Oro español. El esplendor intelectual, la exuberancia vital, política, científica y mística fueron tan abundantes que tienden a caer en el olvido, más allá de nombres inevitables como Cervantes y Calderón, Lope y Góngora, fray Luis de León y Teresa de Ávila, por citar a unos pocos y traicionar a unos cientos.
Se diría que un periodo tan deslumbrante es inabarcable. Consciente de ello, Gregorio Luri opta por abordarlo desde una perspectiva arriesgada y original: siguiéndole el rastro a las manifestaciones del yo; un yo genuinamente español, que potencia la pasión frente a la razón; rastreando ese yo, en un país que se sueña eje del mundo y cuya lengua se crea y recrea con viveza.
Todo con la clara intención pedagógica de poner a disposición del lector español un patrimonio que le pertenece, al menos mientras nuestro Siglo de Oro no se nos convierta en un país extranjero cuya lengua nos resulte incomprensible.
Una obra que consigue despertar el entusiasmo de pasar horas entre los grandes.
Un libro fascinante en torno a un personaje de excepción: el emperador Haile Selassie de Etiopía, el Rey de Reyes, el León de Judá, el Elegido de Dios, el Muy Altísimo Señor, Su Más Sublime Majestad, descendiente directo de Salomón, que gobernó su país como monarca absoluto durante casi cincuenta años, hasta que en 1974 fue derrocado por un Consejo Revolucionario.
Ryszard Kapuściński viajó a Etiopía, se sumergió en un país azotado por una confusa guerra civil y, cautelosamente, superando desconfianzas y temores, logró entrevistar a los antiguos dignatarios de la corte imperial, así como a los servidores personales del Emperador, en su día dedicados a los más variopintos e insólitos menesteres.