En este segundo tomo de El mundo mediterráneo en la Edad Antigua, Pierre Grimal narra la historia de dicho ámbito desde los últimos años del siglo iv a.C. y todo el siglo siguiente. El helenismo y el auge de Roma nos muestra el orden político, económico y cultural en Oriente tras la disolución del Imperio de Alejandro y el rápido ascenso y consolidación en Occidente de una nueva potencia, Roma. De este modo el Mediterráneo será el límite y punto de disputa entre el Oriente helenístico, el Occidente romano y el norte africano con el Imperio cartaginés.
La crónica definitiva del intento de asesinar al zar Alejandro III, un complot en el que participó el hermano de Lenin.
En 1886, Alexander Uliánov, un brillante estudiante de biología, se unió a un pequeño grupo de alumnos de la universidad de San Petersburgo con el propósito de cometer un atentado contra el zar. La misión de los jóvenes
terroristas acabó en un estrepitoso fracaso, y cinco de ellos, incluido Alexander Uliánov, fueron ejecutados en la horca.
Alexander no hubiera pasado de ser otra baja más en la larga historia de los mártires rebeldes rusos de no haber sido por un detalle: su hermano menor, Vladimir, dirigió la revolución de octubre de 1917 bajo el sobrenombre que se asignó a sí mismo, Lenin.
Tras examinar la abundante documentación publicada y los archivos desclasificados por la Rusia post-soviética, Philip Pomper arroja luz sobre el misterio que ocupa el centro de esta historia. ¿Cómo es posible que en el seno de una familia respetable que educó y preparó a sus hijos para una carrera profesional pudieran aparecer tanto un terrorista como el líder de la revolución de octubre? Los hermanos Uliánov crecieron al resguardo de un padre estricto que les inculcó la importancia de la ciencia y del sentido del deber llevado hasta el punto del sacrificio de uno mismo. Pomper muestra también el contraste entre el tímido y serio Alexander y su alegre y alborotador hermano, Vladimir, que intentaría vengarlo y aprender los modos revolucionarios, y que lograría el éxito allí donde Alexander había fracasado.
¿Qué pueden enseñarnos los griegos y los romanos para nuestro mundo actual?
El laberinto de hoy, el de la crisis global, económica, sanitaria, política, de valores y expectativas, nos angustia día a día y parece no tener salida. ¿Cómo encontrar una guía certera? ¿Dónde están las voces autorizadas que nos orientan? ¿Tiene sentido buscar las claves del presente y el futuro en el pasado?
Como si desenrollásemos un ovillo mágico, se puede seguir a lo largo de la historia de nuestra cultura un hilo tenue pero firme―el encarnado de Ariadna o el áureo de Platón―que conduce a un lugar mejor y enlaza con un escogido grupo de mentores casi providenciales. Tal vez toda historia esté contenida en un número reducido de autores y obras claves, dotados de un carácter modélico, primordial y casi profético. Son, por supuesto, aquellos que llamamos «clásicos», entre los que destacan los grecolatinos. Y es que, en la experiencia histórica y literaria del mundo antiguo―desde Homero a Virgilio, de la democracia ateniense a la república romana―, se puede hallar una fuente de inspiración, intuición y consejo que nunca se agota.
Una nueva historia reveladora sobre el Holocausto que reinterpreta los acontecimientos que creemos conocer y los traumas que pensábamos ya superados
Este amplio ensayo sobre los orígenes intelectuales, la siniestra aplicación y las consecuencias del Holocausto rompe con todas las ideas estereotipadas que, en un gran ejercicio de complacencia moral, han fijado la barbarie en términos aceptables para la mirada actual. Dan Stone, director del Instituto de Investigación del Holocausto de Royal Holloway, desmonta el mito del «asesinato industrial», que solo se aplicó en momentos y lugares muy concretos, para revelar en su máxima inmundicia la aniquilación cotidiana y ambulante de los judíos por toda Europa. La conclusión más obvia es que no existió un genocidio limpio y eficiente, sino una forma delirante y sucia de eliminar al otro.
El Holocausto: Una historia inacabada enfrenta al lector a la cruda realidad del exterminio judío y de su memoria en una época de creciente nacionalismo y xenofobia. A través de documentos oficiales, diarios, testimonios de posguerra e incluso de la ficción se muestra no solo el día de antes, sino el de después, cuando los escasos supervivientes del Shoá hallaron graves dificultades para reintegrarse en un mundo donde se habían quedado solos y donde sus antiguas casas se encontraban ocupadas por otras personas.
“Épocas hay en que el equilibrio social se rompe en favor de la mediocridad. El ambiente se torna refractario a todo afán de perfección; los ideales se agostan y la dignidad se ausenta; los hombres acomodaticios tienen su primavera florida. Los estados se convierten en mediocracias; la falta de aspiraciones que mantengan alto el nivel de moral y de cultura, ahonda la ciénaga… Es más contagiosa la mediocridad que el talento.” Filósofo, periodista y médico de proyección internacional, el italoargentino José Ingenieros (Palermo, 1877 - Buenos Aires, 1825), hombre políticamente comprometido con los valores del socialismo, publicó en 1913 este ensayo con el propósito de sacudir las conciencias entregadas al ya por entonces imperante conformismo de la medianía.
La historia de Lorenzo no es solo la biografía del hombre que ayudó a Primo Levi: es el relato de una humanidad deshumanizada en la que es necesario hacer una elección moral.
En Si esto es un hombre, Primo Levi escribió: «Creo que es a Lorenzo a quien debo estar vivo hoy». Pero, ¿quién era Lorenzo? Lorenzo Perrone, que así se llamaba, es la pieza del puzzle de la biografía de Primo que nos faltaba por conocer: un albañil piamontés que vivía frente a la valla de Auschwitz III-Monowitz. Un hombre pobre, casi analfabeto que durante seis meses llevó a Levi un plato de sopa cada día para ayudarle a compensar su desnutrición en el Lager. Y no se limitó a ayudarle en sus necesidades más concretas: fue mucho más allá, arriesgando incluso su vida para permitirle comunicarse con su familia. Cuidó de su joven amigo como sólo un padre podría haberlo hecho. La suya fue una amistad extraordinaria que, nacida en el infierno, sobrevivió a la guerra y continuó en Italia hasta la agónica muerte de Lorenzo en 1952, doblegado por el alcohol y la tuberculosis. Primo nunca le olvidó: hablaba a menudo de él y puso a sus hijos nombres en recuerdo de su amigo. Este libro es la biografía de una de una de esas personas que viven sin dejar, aparentemente, huella ni recuerdo de sí mismas. Pero que, bien mirado, son la verdadera piedra angular de la humanidad.