En 1843 H. D. Thoreau escribió una reseña de El Paraíso al alcance de todos los Hombres, sin Trabajo, mediante la Energía de la Naturaleza y la Máquina, de J. A. Etzler. La reseña criticaba las utopías tecnológicas que pretenden transformar el mundo con la excusa de conseguir un paraíso de abundancia y felicidad para el ser humano, mediante la aplicación y el desarrollo de las técnicas y la maquinaria industrial.
Las obras de Thoreau no parecen suscitar hoy la rebeldía y la desobediencia que debiera inspirar una lectura consecuente de su obra, donde la experiencia de la naturaleza se convirtió en la defensa de una conciencia que corría el peligro de extraviarse con los avances de la modernización. No se trata en Thoreau, por tanto, de una defensa de la naturaleza como si de un protoecologista se tratase. Más bien nos encontramos ante la resistencia de la conciencia individual a las transformaciones que la economía industrial empezaba a propiciar en el siglo XIX.
Hoy vivimos la culminación de esa época y sus desastrosas consecuencias. Las desaforadas utopías tecnológicas ya no sólo pretenden transformar el mundo para ofrecernos un inmenso y artificial Jardín del Edén, sino que, ante la constatación del fracaso de sus intentos, la única respuesta es una nueva vuelta de tuerca en el acondicionamiento tecnológico, que se extiende a cada vez más ámbitos de la existencia. El cultivo de nuestra conciencia no sólo ha perdido su relación con la naturaleza, sino que puede llegar a ser prescindible en un mundo donde todo lo producido tendrá la marca de «inteligente» para evitarnos el trabajo de serlo nosotros.
Quizá sea demasiado pedir que los libros tengan hoy la capacidad de inspirar, siquiera de conmover, a quien los lee. Si con El paraíso —que merece ser— recobrado contribuimos, al menos, a ofrecer una oportunidad para el cultivo de cierta rebeldía contra este estado de cosas, nos daremos por satisfechos.
Cuna de un poderoso imperio en la antigüedad, Etiopía es uno de los países más singulares de África. El único que resistió al colonialismo; la Tierra Prometida de los rastafaris; fallida nación socialista; tierra de hambrunas, cruentas rebeliones y hoteles de lujo… Sobre esos contrastes despliega Olavarría su mirada, tan alejada de lo políticamente correcto como del turismo de postal. Una crónica sin concesiones de un viaje doble: hacia un país al filo de la guerra civil y hacia los orígenes de un viajero que partió un día de la Plaza Etiopía en México. Y en ese periplo de una periferia radica su honestidad.
Alejandra Azuero Quijano propone pensar el paro como un estallido epistémico, un acontecimiento que articula historias y ritmos de tiempo que permiten repensar el pasado para entender y actualizar el presente. A partir de repertorios de resistencia e interrupción, el paro nacional reorganiza las coordenadas con las que se entiende, imagina, percibe y representa la política colombiana y, por extensión, la realidad política y social de América Latina y el Caribe.
El paro nacional colombiano comenzó el 28 de abril de 2021 como reacción en contra de la controversial reforma fiscal impulsada por el gobierno en medio de la pandemia. Si bien el estallido social comenzó y terminó ese mismo año, la fuerza histórica del evento fue más allá, poniendo en marcha formas de experimentación estética, política y de sentido que aún no terminan.
Estamos frente a un acontecimiento que tiene la capacidad de cambiarlo todo: la política, las condiciones sensibles y los modos del saber. Por eso mismo, el paro también llama a poner en marcha otras formas de narrar, de pensar y de representar su historia.
El pensamiento heterosexual de Monique Wittig, activista lesbiana y feminista, es una obra referente de la teoría queer que revolucionó el campo de los estudios feministas desde su publicación.
A través de nueve ensayos, Monique Wittig propone enfocar desde una perspectiva de género todas aquellas cuestiones fundamentales para la construcción de la ideología del mundo moderno: el orden social, la lucha de clases, las estructuras de poder o el lenguaje. La autora quiere diferenciar el concepto de «la mujer» como mito impuesto por la opresión y «las mujeres» como clase producto de las relaciones sociales.
Wittig rechaza la heterosexualidad como una orientación o práctica sexual y la presenta como un régimen político fundamentado en la sumisión y apropiación de las mujeres. La autora defiende que la mujer es una persona social, política e ideológica que puede escapar de la heteronormatividad y presenta la figura de la lesbiana como esclava prófuga del sistema heterosexual exclusivo, ya que no necesita el otro término de la oposición binaria.
El pensamiento heterosexual es una obra clásica del pensamiento feminista: precursora de la teoría queer, hoy en día sigue siendo indispensable para profundizar en los estudios de género.
La relación de Tomás Calvo con Aristóteles ha sido larga y fecunda. El gran estudioso de la filosofía griega, Catedrático de esta materia en la Universidad Complutense de Madrid, ha dedicado al Estagirita algunas de sus mejores páginas: dos modélicas traducciones (Acerca del Alma y Metafísica), acompañadas de sustanciosas introducciones y notas, un libro sobre el propio Aristóteles y el aristotelismo y numerosos trabajos sobre temas específicos, publicados en diferentes épocas, en muy variados y dispersos medios y en diversas lenguas. La gran mayoría de estos últimos se atesoran en este libro, lo que permite al lector un acceso cómodo y unificado a importantes estudios que de otra forma permanecerían poco accesibles.
La mirada del autor se detiene en algunas de las cuestiones cruciales del pensamiento aristotélico, en el ámbito de la física, la biología, la teología, la ética, los estudios literarios y, sobre todo, la metafísica, es decir, en los territorios preferidos y más importantes del filósofo griego, lo que convierte a este ensayo en una aproximación amplia y precisa sobre las cuestiones esenciales y las líneas maestras del pensamiento de Aristóteles.
En estrecha conexión con la actualidad, este libro aborda algunas de las batallas filosóficas más intensas y decisivas de la historia, aquellas que siguen protagonizando hoy esa lucha por la «hegemonía» —tal y como la definió Gramsci—. El siglo xxi se decidirá de nuevo como un choque de ideas. Si el XX enfrentó al totalitarismo y el liberalismo, la nueva centuria será también la del conflicto renovado entre el autoritarismo y sus opositores. Las principales fuerzas ideológicas y sociológicas en Occidente, socialistas y conservadoras, siguen inmersas en una «guerra cultural» de ideas, símbolos y discursos con una enorme capacidad para condicionar nuestras vidas.
Sócrates y Platón, los jesuitas y Maquiavelo, Tocqueville y Marx, Campoamor y Beauvoir, Hayek y Lenin, Chomsky y Foucault, Kripke y Kuhn. Estos son los pensadores decisivos escogidos por Santiago Navajas para esclarecer algunas de las ideas más determinantes en nuestro tiempo: el pensamiento crítico, el poder, la democracia, el feminismo, la libertad, la naturaleza humana y la (pos)verdad.