Varsovia, 1943. Testigos del brutal asesinato de sus familias y vecinos y de la destrucción violenta de sus comunidades, un grupo de mujeres judías en Polonia, algunas todavía en la adolescencia, ayudaron a transformar a los grupos de jóvenes judíos en células de resistencia para luchar contra los nazis. Con valor, astucia y nervios de acero, estas "chicas del gueto" sobornaron a los guardias de la Gestapo, escondieron revólveres en hogazas de pan y ayudaron a construir sistemas de búnkeres subterráneos. Actuaron como correos, combatientes y agentes de inteligencia. Sobornaron a los soldados alemanes con vino, whisky y cocina casera, usaron su aspecto ario para seducirlos, y les dispararon y los mataron.
Esta obra finalmente saca a la luz la historia de estas increíbles mujeres cuyas hazañas han sido eclipsadas por el tiempo. Judy Batalion, nieta de supervivientes polacos, nos lleva de regreso a 1939 y nos presenta a la joven Renia Kukielka, una contrabandista de armas y mensajera que se juega la vida al cruzar la Polonia ocupada a pie y en tren, y a tantas otras mujeres que pusieron sus vidas en peligro para llevar a cabo sus misiones.
Tan trepidante como inspiradora,Hijas de la Resistencia es una historia inolvidable sobre la lucha por la libertad, la amistad femenina y la supervivencia, y una investigación tan apasionante como necesaria.
«Hablar de extrarradio y de periferia significa hablar de clase obrera, de bloques de ladrillo y hormigón, de toldos verdes comidos por el sol, de pisos sin ascensor y de cierto porcentaje considerable de población migrante en edad de trabajar. Aunque se conocen como barrios de clase trabajadora, también los habitan muchas personas sin empleo que se arriesgan a perder una muela por no poder empastarla».
Mientras que la literatura obrerista se ha encargado de romantizar el mono azul de trabajo y la academia feminista aboga por romper techos de cristal, las condiciones de quienes se encargan de lavar los primeros y barrer los segundos han quedado totalmente descuidadas y olvidadas. Cargadas de razones y muy cansadas de cuidar para que otras concilien, un centenar de Hijas del hormigón le han contado a la politóloga Aida dos Santos su día a día, porque la precariedad y las privaciones no siempre las recoge la estadística. Ahí donde leas «Esto a mí también me pasa» y asientas en silencio estará la prueba de que lo que te atraviesa a ti, nos limita a todas.
Hijas del miedo es un libro escrito por juezas en el que se recopilan relatos reales de mujeres víctimas de violencia de genero. Las protagonistas comparten cómo se sienten al enfrentarse a las agresiones y el temor de que la justicia no les crea ni actúe para protegerlas. A traves de los relatos, las expertas denuncian la violencia contra las mujeres a nivel mundial y exigen políticas efectivas para su erradicación, visibilizando el sufrimiento y luchando por un cambio profundo en el sistema judicial y social.
Roberto Batista Fernández es una persona discreta, rasgo que no oculta la valentía de acercarse con honradez y limpieza a la figura del Padre. Para ello, con lealtad poco frecuente, revela una memoria construida desde lo que su padre representa para él: fue su refugio, su maestro, conoció de sus manos la ternura y el cuidado. Pero esto no le impide asomarse a una vida política, plural y compleja, iluminada por una primera imagen de estadista, aunque empañada por los sucesos del 10 de marzo de 1952. Roberto se pregunta: “Cómo es posible que un hijo pueda juzgar a su padre?” Pues bien, en este libro lo ha hecho. No se recuerda entre los hijos de otros controvertidos gobernantes, desasistidos ya de todo poder, alguno que haya asumido una actitud tan íntegra y decorosa, a la vez que desgarradora.
Aún sin quererlo y sin saberlo, y muy a nuestro pesar, nuestros padres, abuelos y antepasados nos han dejado en herencia duelos no resueltos, traumas no superados y todo tipo de secretos. Sin embargo, lo que se oculta a veces se expresa en el cuerpo a través de la somatización. El cuerpo del hijo, del nieto o incluso del bisnieto, sin importar su edad, se convierte entonces en el lenguaje del ancestro herido. Es por lo tanto necesario – para liberarse al fin de esa carga – descodificar y curar las heridas que no se cerraron.
La biografía de esta extraordinaria mujer escrita por Christian Feldmann, llevada a cabo con un buen conocimiento histórico y estilo palpitante, se atreve a mirar hacia el lejano siglo XII haciendo evidente la actualidad de esta figura. Llamó ave de rapiña al arzobispo de Colonia, predicó en los mercados ante las masas entusiasmadas como antes sólo se habían atrevido a hacer los herejes e incluso siendo una octogenaria supo plantar cara a las arbitrariedades de la jerarquía eclesiástica. Hildegarda de Bingen fue una de las figuras más fascinantes del s. XII. Muchas cosas que Hildegarda de Bingen hizo y escribió fueron inauditas para su época: mantuvo correspondencia con Papas, gobernantes, obispos, con los reyes y con mujeres que necesitaban su consejo. Hildegarda desempeñó numerosos oficios a la vez: era poetisa, naturalista, boticaria y dirigía simultáneamente dos abadías.