El genio, figura clave para la estética durante el siglo XVIII, permitió pensar la relación del sujeto con la naturaleza, la posibilidad de atribuir al hombre condiciones innatas, el modo en que la genialidad tenía lugar en el ámbito de las ciencias, la postulación de un nuevo modelo ideal de humanidad, entre tantos otros temas.
En este libro un grupo internacional de investigadores de la filosofía moderna analiza el desarrollo del concepto genio, revisa los principales aspectos de la representación de esta figura por parte de un filósofo en particular o de una corriente de pensamiento. Asimismo, examina el significado del concepto genio para autores de las tradiciones inglesa, francesa, italiana, alemana e hispanoamericana.
Además de analizar el significado y la importancia que tuvo para algunos filósofos ilustrados considerados clásicos, en esta obra se exploran algunas interpretaciones menos visitadas, tales como la emergencia del concepto en la obra de Vico, las referencias en textos de las colonias americanas y algunas apreciaciones sobre el genio por parte de intelectuales mujeres. Junto al despliegue de las doctrinas canonizadas, el lector encontrará explicaciones referidas al uso del término en regiones consideradas periféricas y voces menos escuchadas.
En este breve ensayo, Massimo Recalcati examina el acto que da origen a la historia del hombre bajo la luz del psicoanálisis. No por casualidad el relato de la humanidad se inicia con sangre derramada: el gesto fratricida de Caín anticipa la pulsión agresiva originaria del hombre; y la naturaleza de su crimen, a la vez, da forma a la propia Ley que lo castiga. Si el amor al prójimo es la palabra fundamental que alcanza el logos bíblico, sin embargo, no es la primera: viene después del gesto de Caín. En este breve ensayo, Massimo Recalcati examina el acto que da origen a la historia del hombre bajo la luz del psicoanálisis. Caín comete su crimen motivado por el deseo narcisista, un goce que no provoca sino la muerte, pero termina admitiendo su culpa. Al asumir su responsabilidad se revela como un sujeto ético, que puede reconocer el carácter vinculante de la relación con el Otro.
Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba, fue uno de los personajes más poderosos y polémicos de su época. Guerrero por vocación, y cortesano y diplomático por necesidad, tomó parte en las cuestiones políticas y militares más relevantes del siglo XVI, aunque es conocido principalmente por sus seis trágicos años como gobernador de los Países Bajos, bajo el reinado de Felipe II. A pesar de su indudable importancia histórica, es su carácter lo que más fascinó y repelió a sus coetáneos y ha cautivado la imaginación de épocas posteriores.
William S. Maltby dedicó doce años de su vida a la investigación y redacción de este libro, que sigue siendo, sin lugar a dudas, el estudio histórico más completo y profundo que existe sobre su figura. Maltby ha sido el primer biógrafo e historiador en dibujar un retrato veraz del duque, con sus luces y sus sombras, sus logros y sus contradicciones. Sin eludir la penetración psicológica, el gran historiador norteamericano sitúa a su personaje dentro del complejo laberinto político de su época. Por todo ello, asistimos fascinados a un claro y detallado análisis de un siglo asombroso, en el que España alcanzó su cenit y el duque de Alba fue uno de sus símbolos más notorios.