Esta historia también empieza en un lugar de La Mancha. Allí, hace miles de años, surgió la primera sociedad hidráulica de nuestro continente. Mucho tiempo después la sed llenó esas tierras de vides, olivos y cereales. Entre ellos nació Virginia Mendoza, cuya historia personal y familiar está ligada sutil pero irremediablemente a la falta de agua. En este sorprendente libro recoge y conecta viejos y nuevos descubrimientos científicos con un sinfín de relatos heredados insólitos, emocionantes y llenos de vida que hablan de quiénes fuimos y quiénes somos hoy.
La sed nos persigue y nos impulsa, nos enseñó el arraigo y el desarraigo. Empujó a nuestros antepasados más allá de África y, decenas de miles de años más tarde, asentó a sus descendientes junto a los pocos ríos caudalosos que quedaban. Es posible que nos ayudara a inventar el pan, pero también nos hizo conocer el hambre. Asistió al origen de civilizaciones, y también a su colapso. Nos llevó a mirar al cielo, a unir estrellas, a crear dioses de la lluvia y a una curiosa convivencia entre la fe y la ciencia durante la Pequeña Edad de Hielo: mientras unos invocaban la lluvia con danzas y rogativas, otros fundaban disciplinas para predecirla, medirla y retenerla.
Escrito desde uno de los puntos menos lluviosos y más amenazados por la desertización de Europa, este libro nos conduce a un fascinante viaje por el mundo y la historia, así como por los retos a los que nos enfrentamos como especie. La sed nos une, nos divide y no ha dejado ni dejará de acompañarnos, pues somos agua en busca de agua.
Cuando el 1 de abril de 1939 callaron los cañones y los fusiles de la Guerra Civil, para Francisco Franco terminaba una primera lucha que lo había encumbrado como Caudillo de un movimiento militar y político, y como jefe de un nuevo Estado aún por construir. Comenzaba entonces una batalla a veces latente, en ocasiones explícita, por la forma y la dirección de ese Estado, por la posición de España en el concierto internacional y por la conservación del poder.
Rafael Dávila acude a la correspondencia entre el general Fidel Dávila, Franco, los militares y los círculos monárquicos, además de a la documentación diplomática, manifiestos e informes para reconstruir las tensiones entre el Ejército, La Falange y los monárquicos, la presión de Hitler y de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, la lucha contra el maquis, la guerra soterrada por el espionaje y la información, la pugna con don Juan, con los generales díscolos o la posterior lucha contra ETA. Fueron episodios de aquella larga «segunda guerra civil» (1939-1975) que Franco, pese a todas las amenazas, fue capaz de superar.
La Segunda Guerra Mundial fue el mayor conflicto de la historia de la humanidad. Duró seis años y costó la vida a más de sesenta millones de personas. Trescientos millones de soldados participaron en los combates en todo el planeta, y el conflicto cambiaría el mundo para siempre.
Desde las grandes ciudades de Europa hasta las junglas de Asia, desde los desiertos del norte de África hasta las remotas islas del Pacífico Sur y las heladas aguas del Ártico, la guerra llegó a todos los continentes y océanos del planeta. Y desde la Blitzkrieg hasta la bomba atómica, los combates impulsaron a un ritmo feroz nuevos desarrollos tecnológicos en tierra, mar y aire. La guerra forjó nuestro futuro.
Edición actualizada con nuevo prólogo del autor. El gran libro de referencia sobre el arte de la probabilidad
Los seres humanos estamos obligados ser previsores. Nuestra supervivencia depende de la capacidad que tengamos para anticiparnos a lo que pueda ocurrir, sea en el ámbito que sea. Y aunque pudiera parecer que la tecnología nos lo pone cada vez más fácil, lo cierto es que vivimos ante el riesgo de ser sepultados por la cantidad de datos que recibimos a diario. Cualquier intento de procesar, organizar y asimilar toda esa información puede llevarnos al colapso.
Nate Silver investiga cómo podemos distinguir el contenido relevante del que no lo es. Para ello, recurre a expertos en diversas áreas de la predicción —desde meteorólogos que pronostican huracanes, hasta analistas deportivos, jugadores de póker y gurús del mercado de valores—, y expone sus métodos más efectivos y rigurosos. Además, analiza ejemplos históricos y recientes para mostrar cómo aplicar el pensamiento crítico, el análisis estadístico y la capacidad de discernir entre todos los estímulos informativos a los que estamos expuestos, convirtiéndonos así en individuos más precisos.
En este libro reflexivo y cautivador, Simon Edwards desafía las suposiciones que podrían llevarnos a rechazar una fe y dudar de algo que en primer lugar nunca hemos tenido la oportunidad de comprender. Desde nuestra necesidad de significado y trascendencia, hasta nuestros deseos de verdad, bondad, amor y esperanza, el autor explora las cosas que nos importan como seres humanos y nos muestra por qué la vida, muerte y resurrección de Jesucristo podrían dar sentido a todas ellas.
La sensatez de creer ofrece una perspectiva fresca sobre apologética, fe y duda que te dejará con un entendimiento más sólido de la creencia cristiana y cómo se relaciona con el mundo actual. Es ideal para cualquiera que busque una introducción clara y sencilla al cristianismo, o para aquellos que deseen reafirmar los fundamentos en los que se basa su fe.
'Presento aquí un ensayo de análisis de la sentencia penal errónea y, con ello, de una patología sistemática de la formación de la sentencia penal, tema que, por extraño que parezca, no ha sido aún objeto de trabajo alguno. Puede decirse, sin embargo, que una criminalística que no contenga un estudio científico de las sentencias erróneas semeja a una enciclopedia de medicina en la que no se traten las patologías general y especial. El descuido de que ha sido objeto hasta ahora este trágico problema se vincula estrechamente con otra falla decisiva de la psicología criminal en Alemania. Aunque ha acumulado datos valiosos para el estudio de la psicología del delincuente y la psicología de las deposiciones, ha eludido por completo, por no decir esquivado con temor, su problema central: la psicología del juez'. Max Hirschberg