Arte y democracia nace como resultado de la decisión de los artistas, que enero de 2022 formaban parte del Consejo de Administración de VEGAP, de convocar un encuentro público para tratar el papel que hoy en día juega el hecho artístico en las sociedades abiertas. La base de este encuentro era tratar dos ideas fundamentales: por una parte, la defensa de la actividad artística en las sociedades democráticas; y, por otra, la defensa de los derechos de autor de los creadores visuales ante las rápidas y agresivas transformaciones socio-económicas de la actual sociedad digitalizada y globalizada. El Derecho de autor, producto de la Revolución francesa y de la Ilustración, está inserto en el corazón mismo de la DEMOCRACIA moderna y bajo las amenazas de las transformaciones de la actual sociedad tecnológica. La responsabilidad pública sobre el Patrimonio afecta también al reconocimiento de los artistas como generadores de PATRIMONIO CONTEMPORÁNEO. Una sociedad democrática es una creación social de aportaciones libres que encuentra en los autores su expresión más activa. El ARTE es un hecho social, tiene una dimensión colectiva que materializa los emblemas de las metamorfosis y cambios de la época.
Albert Einstein pensaba que únicamente las personas lo suficientemente locas como para pensar que podían cambiar el mundo lo cambiarían realmente. En las últimas décadas hemos avanzado en la comprensión de la locura no como irracionalidad, sino como una forma diversa de pensamiento, fuera de la norma y capaz de alumbrar nuevas interpretaciones y visiones de nuestro entorno. Lamberto Maffei nos adentra aquí en los caminos entrecruzados del arte y el cerebro y nos ofrece las historias de algunos artistas locos que mejoraron la vida con su creatividad y su verdad. El resultado es una imagen novedosa y auténtica de la naturaleza humana que pone en el centro la fragilidad, la búsqueda de la belleza y el miedo a la muerte y al infinito.
En esta historia alternativa del 'largo siglo XX', Raunig analiza las concatenaciones entre arte y política, desde la Comuna de París de 1871 hasta las turbulentas protestas contra la globalización en Génova en 2001, pasando por Sergei Eisenstein, Bretch y Benjamin, los situacionistas, el accionismo vienés y el teatro transgresor del Publix Theatre Caravan, con una coda hasta el 15M y las acciones feministas de la última década. En esta investigación sobre qué ocurre exactamente cuando durante cierto tiempo se desarrollan zonas de solapamiento entre las máquinas revolucionarias y las máquinas artísticas (sobre qué ocurre a lo largo de la línea de fuga de arte y revolución), siguiendo el arte de fabricar conceptos preconizado por Deleuze y Guattari, Raunig desgrana momentos en los que arte y revolución se suceden sin apenas contacto, otros de concatenaciones negativas de oposición y momentos en los que priman las relaciones jerárquicas de subordinación.