En el mundo occidental, la primera figura que encarna el arqueVpo del mediador sapiencial entre la comunidad humana y lo divino es Pitágoras de Samos. Las implicaciones de sus doctrinas en la historia de las ideas son enormes, pues sus invenciones abarcan todos los campos del saber: matemáVcas, astronomía, filosoca, retórica, políVca, adivinación, medicina y religión. Nada escapa a este sabio griego, al que se atribuyen un famoso teorema matemáVco, las escalas musicales y la noción de la inmortalidad del alma.
“A estas criaturas las entiendo y asumo como santos. Gentes llagadas, sufrientes, vitales y extravagantes. Vivieron (algunos lo hacen) al límite de las convenciones. Deflagran las costumbres respetables. Poetas, novelistas, actrices, músicos, cantaores, forajidos de la normalidad, paseantes de infiernos sucesivos, de paraísos artificiales, de realidades estropeadas. Su atractivo es múltiple y dinamitero. Algunos de ellos ayudaron a hacer Historia y otros son necesarios para completarla. Sus semblanzas forman una familia singular, casi una novela de existencias dispuestas como un gran incendio. Como un bosque de creadores que arden y sufren y se divierten y aceptan el riesgo como único dios verdadero.”
¿Crees que estamos ante el apocalipsis de las máquinas? ¿Eres de los que ceden sus datos con total alegría? ¿Temes por tu trabajo y por tu seguridad en este futuro inmediato o piensas que este es el inicio de una nueva manera de trabajar para todos? ¿Crees que la inteligencia artificial puede superar a la natural o quizá piensas que son complementarias?
Vidas futuras ofrece una visión realista sobre la inteligencia artificial y su impacto social. Por supuesto que la IA supondrá un reto ético y económico, pero también tiene un potencial inmenso para mejorar temas fundamentales como el trabajo, la salud o la educación.
Historiador, filósofo y moralista, Plutarco nos legó uno de los conjuntos literarios más extraordinarios de la Antigüedad: las Vidas paralelas. Bajo este título se reúne una extensísima recopilación de biografías de algunos de los hombres más sobresalientes de la historia antigua. En estas piezas, Plutarco trasciende el relato histórico para también transmitir mensajes morales y llegar al alma de estos grandes personajes presentados siempre por parejas (uno griego y otro romano).
Este primer volumen de las Vidas paralelas, además de una amplísima introducción general sobre la vida y la obra de Plutarco, reúne los textos Teseo-Rómulo y Licurgo-Numa, hombres que el autor relacionaba muy estrechamente: todos ellos fueron gobernantes de una época que aún basculaba entre la realidad y la leyenda heroica, y también hicieron gala de una personalidad que los convirtió en fundadores y legisladores.
LAS BIOGRAFÍAS QUE FASCINARON A GRANDES PERSONAJES COMO SHAKESPEARE O NAPOLEÓN. TODA UNA LECCIÓN LITERARIA DE CÓMO SE DEBE NARRAR LA VIDA DE UN HÉROE PARA HACERLO FASCINANTE Historiador, filósofo y moralista, Plutarco nos legó uno de los conjuntos literarios más extraordinarios de la Antigüedad: las Vidas paralelas. Bajo este título se reúne una extensísima recopilación de biografías de algunos de los hombres más sobresalientes de la historia antigua. En estas obras, Plutarco trasciende el relato histórico para también transmitir mensajes morales y llegar al alma de estos grandes personajes presentados siempre por parejas (uno griego y otro romano). El tomo tercero de Vidas paralelas reúne tres parejas: Coriolano-Alcibíades; Paulo Emilio- Timoleón, y Pelópidas-Marcelo. Los cuatro primeros protagonistas tienen en común un rol relevante en momentos críticos para sus pueblos, con resultados variados que Plutarco sabe manejar con su habitual sabiduría. Los dos últimos son patriotas con modos de vidas semejantes pero espíritus contrapuestos.
En toda relación sentimental existen dos relatos, dos versiones casi siempre superpuestas y algunas veces coincidentes. A partir de esta premisa, Vidas paralelas se asoma a la intimidad de cinco ilustres parejas de la época victoriana, cuando el divorcio era motivo de escándalo y el «hasta que la muerte nos separe» se tomaba en un sentido literal. Combinando la erudición histórica y literaria, la crítica feminista y el «chismorreo de altura», Phyllis Rose somete a examen el desastroso matrimonio de Charles Dickens y Catherine Hogarth, pero también el romance de George Eliot con George Henry Lewes, curiosamente la pareja más feliz del libro y la única que no pisó el altar. Entre ambos extremos aparecen John Stuart Mill, empecinado en encarnar la igualdad de género; John Ruskin, incapaz de consumar el matrimonio en la noche de bodas, y Thomas Carlyle, que tuvo que leer los diarios de su esposa muerta para comprender lo desdichada que había sido a su lado.