Se sabe que Gertrude Stein era una mujer atrevida en sus opiniones y con un sentido del humor peculiar; pues bien, el título mismo de este libro demuestra su talento y la voluntad de ir más allá de lo establecido en cuanto a géneros literarios: aparentemente estamos leyendo un texto autobiográfico y quien lo firma es Alice B. Toklas, la secretaria y compañera sentimental de la gran autora, pero quien está detrás de estas páginas es la misma Gertrude Stein.
Así, al hilo de la voz de Alice, entramos en la casa que las dos mujeres compartieron en París entre 1903 y 1933, y por donde desfilaban las figuras que definieron lo que sería la cultura de principios del siglo XX. Comiendo con Picasso, cenando con Hemingway o hablando de sombreros con Marcelle Braque, se fue hilando una tradición intelectual que hoy ya es clásica y a Gertrude Stein debemos el gran favor de haber abierto las puertas de este salón donde las anécdotas, divertidas o trágicas, acabaron convirtiéndose en Historia con mayúsculas.
Ralph Waldo Emerson, fue uno de los padres fundadores de la regeneración de la literatura americana del siglo XIX, y junto a David Thoreau o Walt Whitman, desarrollaron la filosofía del trascendentalismo: un nuevo pensamiento místico y pragmático que puso toda su confianza en el ser humano como individuo y creyó en la intuición y la integridad de uno mismo como fuente de sabiduría.
A partir de casos reales y contemporáneos, la ganadora del Premio de la Paz de los Libreros Alemanes 2024 y del Premio Pulitzer 2004, Anne Applebaum, demuestra en Autocracia S.A. que no hay un único líder al frente de las dictaduras, sino unas sofisticadas redes compuestas por estructuras financieras cleptocráticas, dudosos servicios de seguridad y propagandistas profesionales.
Los miembros de estas redes no solo están conectados dentro del propio país, sino con los de muchos otros. Las empresas corruptas controladas por el Estado totalitario hacen negocios con sus homólogas en territorios similares. La policía de un país puede armar, equipar y entrenar a la de otro. Los propagandistas comparten recursos y temas, difundiendo los mismos mensajes sobre la debilidad de la democracia y la maldad de Estados Unidos. Ningún país lidera este bloque, se ve más bien como una aglomeración de empresas cuyos vínculos no están cimentados en ideales, sino en acuerdos —diseñados para paliar los boicots económicos occidentales o para que algunos se enriquezcan personalmente—, razón por la cual pueden operar más allá de las fronteras geográficas e históricas.
Applebaum asume el reto de contextualizar el mundo de las nuevas dictaduras, así como el de sus principales opositores, para revelar cómo han evolucionado estos sistemas de gobierno y cómo han tratado de moldear la economía y la política de las antiguas democracias.