Un libro revelador que detalla la forma en que la DEA ha intervenido en méxico desde su creación en 1973, y cómo lo sigue y lo seguirá haciendo… porque llegó para no irse nunca.
Se sospechaba que la DEA operaba en el territorio nacional con entera libertad, pero se carecía de evidencias como las que presenta J. Jesús Esquivel en esta edición de aniversario, que incluye un prólogo especial que pone en perspectiva la relevancia que ha tenido este libro desde su publicación hace 10 años.
A través de testimonios directos de agentes antinarcóticos, relata cómo operan, cuáles son sus métodos de investigación, cómo se allegan informantes y cuál es la relación que establecen con las autoridades, las fuerzas armadas y las policías nacionales, así como con narcotraficantes y otras agencias norteamericanas. La DEA en México documenta cómo los agentes estadounidenses recorren el país ilegalmente armados —algo que el gobierno mexicano ha ocultado—, al mismo tiempo que ofrece referencias abiertas y directas sobre la corrupción imperante entre todos los involucrados en el combate a las drogas. Finalmente, desde la óptica de los agentes extranjeros, se reconstruye la lucha contra las drogas desde los años setenta y se relata la historia de los principales capos, como Amado Carrillo Fuentes, Juan García Ábrego y, por supuesto, El Chapo Guzmán.
¿Por qué, en los momentos más avanzados tecnológica y científicamente, vivimos una crisis mundial? ¿Qué consecuencias tiene para el desarrollo de la economía internacional? ¿Cómo interfiere en la relación entre los países de desarrollos tan dispares? ¿Las macroeconomías afectan a nuestra vida cotidiana? Hay respuestas para todo, aunque no todas nos gusten.
Occidente, o mejor, la cultura occidental, encontró su fundamento en la expansión europea gracias a la cultura cristiana, de manera que el concepto de Occidente resulta inseparable de su sustrato cristiano. Sin embargo, el desprecio de sus raíces culturales se ha convertido en el primer motor de un proceso de decadencia de incierto final. Una deconstrucción que marcha a enorme velocidad desde que Estados Unidos se erige como la potencia globalista que se impone en Occidente, toda vez que la Unión Soviética, por su propia idiosincrasia, se destruyó a sí misma.
El dominio estadounidense en el mundo, que se ha venido asentando progresivamente desde el siglo XX, ha traído nuevas formas culturales y ajenas al cristianismo. Se trata de la supremacía hegemónica en forma de Nuevo Orden Mundial que se extiende por Occidente gracias al poder financiero y tecnológico de carácter global.
A lo largo de más de dos siglos, la caída de Roma ha sido una fuente constante de debate. Edward J. Watts construye un apasionante relato que se inicia en la República romana, inmediatamente después del año 200 a.C., y recorre el imperio de Augusto y sus sucesores, describe la pérdida de gran parte del territorio romano occidental durante el siglo V y el discurrir del Imperio romano de Oriente (Bizancio) hasta su caída en 1453, y, por último, la decadencia y la renovación de Roma desde el siglo XV hasta la actualidad.
La caída del Imperio romano ha sido uno de los misterios más fascinantes de la historia. Su retórica de decadencia ha llegado hasta nuestros días y su alegato nos sirve de ejemplo para poder abordar los desafíos del futuro. Las profecías de la decadencia y las prescripciones para la restauración romanas quizá parezcan un discurso inútil, pero pueden provocar también cambios sustanciales en una sociedad y en su vida política.