Las memorias que Obama relata en Los sueños de mi padre comienzan en Nueva York, donde se entera de que su padre ha fallecido en un accidente automovilístico. La inesperada noticia provoca en él un viaje físico y emocional que lo lleva de Kansas a Hawái y más tarde a Kenia, en una emotiva odisea que le permitirá conocer realmente a su familia, la amarga verdad de la vida de su padre y conciliar al fin las distintas partes de su fragmentada herencia.
Este libro lo explica a partir del colapso de la izquierda. Aquella que creyó que la caída del ecosistema soviético en 1991 iba a devenir en una democracia liberal planetaria que, con sus más y sus menos, garantizaría un progreso apacible de la humanidad.
Sin embargo, a lo largo de las tres últimas décadas, los poderes realmente existentes han gangrenado la libertad y la democracia. Han empequeñecido el reparto de la riqueza y, para conseguirlo, ha resultado imprescindible la colaboración de amplios sectores de las élites políticas e intelectuales progresistas, que han transformado sus esperanzas frustradas en un profundo resentimiento contra todo lo que las hubo alimentado.
Para esa izquierda, la clase obrera conforma un populacho superado por la modernidad y la tecnología, incapaz de desprenderse de privilegios arcaicos y cuya nostalgia la asimila a la extrema derecha identitaria y racista. Al mismo tiempo, es la izquierda que defiende un Estado de seguridad que supuestamente protege a la población de las amenazas acechantes pero que, por el contrario, no para de reforzar el miedo, el odio y la persecución de chivos expiatorios. En definitiva, la izquierda que ha arrinconado la lucha de clases y que apuesta por un Estado de seguridad, va a amalgamarse con el racismo distinguido de los hombres poderosos y con el racismo vulgar de las clases subalternas alienadas.
Entonces, ante esta contrarrevolución en marcha, ¿qué hacer? Rancière tiene unas cuantas propuestas.
Una innovadora interpretación de los últimos años de Marx.
Hacia el final de su vida, Karl Marx amplió su investigación a nuevas disciplinas, cuestiones teóricas y áreas geográficas. Estudió los más recientes descubrimientos antropológicos, analizó las formas de propiedad comunitaria en las sociedades precapitalistas, apoyó la lucha del movimiento populista en Rusia y atacó ferozmente el colonialismo europeo. Además, viajó a Argelia, en el que fue su único periplo fuera de Europa.
Los últimos años de Karl Marx pone en tela de juicio las interpretaciones que han presentado al influyente teórico alemán como un pensador eurocéntrico y economicista, interesado solo en el conflicto entre trabajo y capital. A través del examen de manuscritos incompletos o inéditos, Marcello Musto revela el periodo menos explorado de la vida de Marx y propone una nueva evaluación de algunos de sus conceptos clave.