Ahora mismo, alguien, en algún lugar, está siendo cancelado. Tuits improvisados o bromas «inofensivas» en la oficina pueden destrozar vidas. La izquierda condena a la derecha y el fanatismo de las viejas élites. La derecha se queja de lo políticamente correcto. En realidad, ambos bandos se confabulan en una política reaccionaria tan contraproducente como divisiva. ¿Puede la izquierda escapar de este extremismo y mantenerse fiel a los ideales progresistas que una vez profesó?
En esta provocadora obra, Umut Özkırımlı revela cómo la izquierda se ha visto arrastrada a una espiral de odio tóxico e indignación, alejándose de los ideales democráticos de libertad y pluralismo que pretende representar. Explorando las similitudes entre el populismo de derechas y la política identitaria radical, expone una visión alternativa. Solo centrándose en la humanidad que compartimos y obviando nuestras diferencias podrá la izquierda encontrar un camino constructivo y consensuado que nos devuelva de lo woke.
Desde la antigua Mesopotamia hasta la época helenística y romana, desde la antigua India hasta el Mediterráneooriental, se crearon en la Antigüedad algunas de las composiciones más poéticas y de sentimiento religioso más profundo de la historia de la literatura y de la religión.
Este libro sigue el rastro de constantes hímnicas que desde la antigua Mesopotamia dan expresión al canto a la divinidad, mezclándose entre sí y adaptándose a nuevos dioses hasta llegar en época helenística al Mediterráneo oriental.
A las distintas tradiciones hímnicas que se van imbricando hasta llegar al mundo grecorromano –babilonia, acadia, egipcia, india, ugarítica, hitita y luvita– está dedicada la primera parte del libro. La segunda parte se consagra a la variedad hímnica en el Oriente heleno.
Son tres las ideas que contiene Capital y resentimiento. Primero, que el Internet y las plataformas, que configuran el capitalismo actual (desde Amazon hasta Google), constituyen la última metamorfosis de un régimen financiero que fue instalado a partir de los años sesenta. Aquí, la información se ha vuelto una mercancía y una fuente de creación de valor. La segunda idea es que ha ocurrido una fusión entre el poder financiero y las nuevas tecnologías de la información. Las bolsas y el sistema de Internet trabajan en conjunto en más de un sentido. Esto ha dado por resultado una fragmentación y polarización de la opinión pública, que parece estar siempre tironeada por las falsas noticias y la necesidad de informarse. Esto ha traído consigo que el riesgo de pérdida de la democracia sea inmediato. La tercera idea, y la más inquietante de todas, afirma que para que este nuevo sistema funcione, las plataformas de Internet necesitan la activa presencia de todos nosotros en la web. Uno de los mayores combustibles de nuestras actuaciones y de todos los datos que producimos para el capital es, precisamente, el resentimiento. Es decir, el nuevo orden económico, consolidado sobre los mercados financieros y las plataformas de internet, transforma hasta la última fibra de nuestra subjetividad y sentimientos para producir valor y enriquecerse.