«El profesor Gottlieb Söhngen, mentor académico y supervisor de la tesis de doctorado de Joseph Ratzinger, estaba convencido de que era imposible prepararse adecuadamente para hacer teología sin contar también con la filosofía: 'No importa cuán largo sea el camino de la filosofía, nunca es una desviación respecto a la teología; más bien, permite a uno embarcarse en el trabajo teológico eficaz más pronto que tarde'. Análogamente, Joseph Ratzinger / Benedicto XVI, defendió la idea de que una filosofía robusta es el marco interior de la teología, y al contrario, una filosofía débil no se corresponde con una teología robusta. La conversación y el diálogo con filósofos clásicos y contemporáneos es una de las características más sobresalientes en el pensamiento del papa teólogo. Una compilación de los interlocutores más relevantes y una visión de conjunto de los tópicos, tal como los que provee este libro, cubre un vacío en la literatura ratzingeriana». (Del prólogo de Rudolph Voderholzer)
El químico Vladimir Sánchez, más conocido en redes como Breaking Vlad, nos invita a disfrutar de la química a través de múltiples curiosidades, ejemplos prácticos y un lenguaje cercano que redimen esa materia que tanto nos hizo sufrir en nuestra adolescencia.
Todos hemos estudiado los átomos y las moléculas en algún momento de nuestras vidas, pero ¿realmente entendemos lo que nos rodea? Breaking Vlad nos enseña lo que él aprendió siendo niño: todo, absolutamente todo, es química. Lamentablemente, es una materia que cae mal y tiene muy mala fama, pero es porque no hemos entendido ni lo que significa ni lo que representa. Vlad nos trasmite su pasión por la química para que podamos ilusionarnos y despertar nuestra curiosidad por todo aquello que está presente a pesar de que no lo podamos ver.
¿Qué entendemos por «construcción de la realidad»? Sostenía Jerome Bruner, uno de los principales artífices de la revolución cognitiva, que la realidad no reside en la cosa, ni en la cabeza, sino en el acto de discutir y negociar sobre el significado de esos conceptos. De modo que las «realidades» de la sociedad y de la vida social son productos del uso lingüístico. A partir de estas premisas y basándose en trabajos sobre teoría literaria, lingüística, antropología simbólica, psicología cognitiva y del desarrollo, Bruner elaboró un nuevo enfoque para el estudio de la mente y realizó sus exploraciones en torno a lo que él llamó el «pensamiento narrativo».
Hasta los años ochenta, la ciencia cognitiva se había centrado demasiado en los aspectos sistemáticos y lógicos de la actividad mental, dejando al margen los mecanismos decisivos para los actos humanos de la imaginación, que nos permite dar sentido a la experiencia. En este ensayo de culto, Bruner argumenta que existen dos modalidades de funcionamiento cognitivo, la paradigmática o lógico-científica y la «modalidad narrativa» (a la que se debe la existencia de buenos relatos, obras dramáticas imperecederas, mitos y crónicas históricas), y se centra en ésta última para desarrollar su concepto de la mente como instrumento para crear mundos posibles.