Existe un grillo silencioso que no puede responder cuando le saludan. Frota sus patas, pero no sale ningún sonido. Insecto tras insecto intenta hacer oír su voz, pero no es hasta el final, hasta el momento preciso, que el pobre grillo silencioso logra hacerse entender.
Una maravillosa historia de Eric Carle con sonido en la última página. Un cuento para hacerse oír, para escuchar y para leer en familia una y otra vez.
Begoña Oro presenta una nueva versión del clásico de L. Frank Baum: El maravilloso mago de Oz. Ahora en formato álbum ilustrado, perfecto para disfrutar en familia.
«En un paisaje gris, en una casa gris, con sus tíos (también un poco grises) vivían la pequeña Dorothy, que no era nada gris, y su alegre perro Totó».
Así comienza esta nueva versión, en la que Begoña Oro nos lleva, como en un tornado, al maravilloso mundo de Oz. Un mundo lleno de brujas, monos voladores, un poderoso Mago de Oz y muchos más peligros al que Dorothy y sus amigos se tendrán que enfrentar para conseguir lo que cada uno de ellos más desea.
Vuelve el clásico más grande e imperecedero de la literatura infantil, que sigue conquistando a familias enteras más de un siglo después de su publicación, con esta nueva edición ilustrada pensada para los más pequeños.
Un magnífico libro carrusel basado en las acuarelas y el texto original de Antoine de Saint-Exupéry.
El carrusel de El Principito se despliega como un teatro de papel y contiene seis imágenes en relieve que, atravesadas por la luz y sombras delicadas, dan vida a escenas famosas. Un libro ideal para todos los amantes de la joya literaria, la meditación en forma de fábula y el cuento de hadas que nos legó el poeta y aviador Antoine de Saint-Exupéry.
Una historia ilustrada de modo muy original y creativo, para charlar sobre cómo tolerancia no significa necesariamente amistad
Eva era como todo el mundo, salvo por esa cola de dinosaurio con la que nació. Sus padres dudaban de si debería ir a la escuela. La pequeña, deseosa de aprender y tener amigos, impuso su voluntad: iría a clases. Todo marchaba a la perfección: le gustaban las lecciones y los compañeros le caían bien. Hasta que llegó Memo, quien se burlaba de ella sin el menor empacho. Este niño cruel sólo estaba enojado: mientras Eva era feliz con su cola de dinosaurio, él odiaba su enorme cresta de saurio.