De Prada, utilizando el argot taurino, remata la faena en otras ochocientas páginas, las que ahora se presentan con el título Cárcel de tinieblas. De forma minuciosa, apoyado en un aparato documental extraordinario, el autor se convierte en nuestro guía en la ciudad ocupada, que va siendo carcomida por las sombras, lo mismo que la constelación de personajes presentados en la primera parte. En esta segunda entrega de la novela, Navales pugna por redimirse y derrotar el veneno del mal que lleva dentro, lo cual lo coloca en los límites de la locura, en una lucha constante con su tendencia natural.
En los dos años que quedan para la liberación de París, los miembros de la comunidad de artistas españoles exiliados, pasan de trampear a malvivir, llevando existencias cada vez más tenebrosas: por las páginas de esta novela desfilan personalidades tan conocidas como Picasso, César González Ruano, Gregorio Marañón, Victoria Kent o Ana María Martínez Sagi. Todos ellos componen un elenco cuya deriva que empezó como una novela picaresca, deviene en tragedia, fatalmente atravesada por uno de los momentos más cruciales del siglo XX.
«Miré cantidad de veces una película que filmó mi padre en la playa de Miramar [...]. Yo sonreía a la cámara y jugaba con una pelota de goma. La mano de mi madre me acariciaba la espalda».
Engarzadas como pequeñas piedras preciosas, las escenas y los momentos de esta novela arman un delicado rompecabezas que va y viene en el tiempo; es 1972, es 1976, es el Mundial de Fútbol de 1978, es hoy. De fondo, la casa en Miramar, la casa en la playa de una familia que se desintegra. Los hijos, una nena de diez años y su hermano menor, asisten a los desencuentros y reconciliaciones de los padres, jóvenes, hermosos, llenos de furia y de amor.
Pero también ocurre la tragedia. El padre enferma, y la niña asimila el dolor de la despedida a través de un juego privado entre ellos. Su libro favorito en ese momento, Mujercitas, se convierte en el escenario privilegiado donde juegan a cuidarse y a contenerse uno al otro.
En Miramar, Gloria Peirano nos entrega una historia de amor filial y de duelo que no se olvida con el tiempo; al contrario, se agranda con el recuerdo. Una novela que emociona y nos vincula con las pérdidas inevitables de la vida.
«Me había jurado no volver a comer tierra y ahora me quema la lengua y me ruge el estómago reclamándola. La tierra está llena de secretos pero no para mí».
Cometierra ha elegido dos cosas: un barrio nuevo y no volver a usar su poder adivinatorio nunca más. Rodeada de desconocidos, va saliendo poco a poco de su encierro y aprende a manejarse en su nuevo entorno, al tiempo que aguarda el nacimiento de su sobrino, hijo de su hermano Walter y de la novia de este, Miseria. Es precisamente esta última quien, al ver en el don de Cometierra un lucrativo potencial económico, la anima a recuperar las visiones que le permitían encontrar a gente desaparecida. Para ello, tendrá que resolver casos recientes y antiguos, desvelar secretos de su historia familiar y poner su vida en las manos de una bruja más poderosa que ella.
«Una novela redonda en la que Reyes vuelve a ofrecernos una prosa visceral y poética, unas imágenes bellas y desgarradoras, una literatura comprometida con la comunidad».
En Mujeres del alma mía la gran autora chilena nos invita a acompañarla en este viaje personal y emocional donde repasa su vinculación con el feminismo desde la infancia hasta hoy. Recuerda a algunas mujeres imprescindibles en su vida, como sus añoradas Panchita, Paula o la agente Carmen Balcells; a escritoras relevantes como Virginia Woolf o Margaret Atwood; a jóvenes artistas que aglutinan la rebeldía de su generación o, entre otras muchas, a esas mujeres anónimas que han sufrido la violencia y que llenas de dignidad y coraje se levantan y avanzan... Ellas son las que tanto le inspiran y tantole han acompañado a lo largo de su vida: sus mujeres del alma. Finalmente, reflexiona también sobre el movimiento #MeToo -que apoya y celebra-, sobre las recientes revueltas sociales en su país de origen y, cómo no, sobre la nueva situación que globalmente estamos viviendo con la pandemia. Todo ello sin perder esa inconfundible pasión por la vida y por insistir en que, más allá de la edad, siempre hay tiempo para el amor.
Isolda vive encerrada en un castillo extraño y fascinante al mismo tiempo, tan ajeno a la ciudad de Medellín en la que se sitúa como singulares son sus habitantes y la vida que llevan. La atmósfera de irrealidad que se respira resulta opresiva para la adolescente, que encuentra en el bosque que lo rodea la única tregua posible a su soledad.
Pero las amenazas invisibles del mundo de afuera se cuelan silenciosamente entre las ramas de los árboles cercanos al castillo. Con un perfecto manejo de la tensión, Jorge Franco construye en esta novela un cuento de hadas con tintes tenebrosos que acaba convirtiéndose en la historia desquiciada de un secuestro.
Andrea llega a Barcelona para estudiar Letras. Sus ilusiones chocan, inmediatamente, con el ambiente de tensión y emociones violentas que reina en casa de su abuela. Andrea relata el contraste entre este sórdido microcosmos familiar —poblado de seres heridos y ásperos— y la frágil cordialidad de sus relaciones universitarias, centradas en la bella y luminosa Ena. Finalmente los dos mundos se encuentran y chocan con violencia.
Comparada por la crítica con Cumbres borrascosas, Nada, ganadora de la primera edición del Premio Nadal (1944), destaca tanto por su prosa fresca y directa como por la extraordinaria sensibilidad en la recreación de una voz femenina. Cuando el libro acaba, el lector tiene la seguridad de poder encontrar, al volver la esquina, a una muchacha pálida y triste, con toda la fuerza de su juventud condensada en el mirar. Es Andrea, absorta, queriendo algo, sin saber qué. Como el resto de los protagonistas, ha nacido a la vida real por un prodigio de la creación artística.
El legado del campesino, guerrillero y líder social Florencio el Guëro Medrano trasciende por mucho lo sucedido el 31 de marzo de 1973, cuando siete familias tomaron unas tierras semiabandonadas en Morelos y fundaron la primera comuna popular en América Latina, que llegó a ser de más de quince mil colonos y se cimentó bajo su propio código moral. La crónica puntual de la gesta de la colonia Rubén Jaramillo es narrada con precisión en esta obra indispensable, que es también un homenaje a quienes entendieron que el verdadero espíritu revolucionario está en el respeto a uno mismo. La Biblioteca Elena Poniatowska reúne la obra narrativa, ensayística y periodística de la autora que ha cuestionado al sistema y sus convencionalismos y que ha destacado por su vocación social y solidaridad con los desfavorecidos. No den las gracias nos motiva a seguir el ejemplo de aquellos que se atrevieron a construir un mundo más justo.
Se reúnen en este volumen Las visiones de Lucrecia (1996), El heredero (2003) y La sima (2009). La primera es el relato de un tiempo tan intolerante como mítico, el Siglo de Oro español, y de una muchacha capaz de alucinaciones terriblemente cercanas a la realidad. La segunda y la tercera transcurren en época cercana: El heredero es una peculiarhistoria del siglo XX español a través de una saga familiar, y La sima, un acercamiento a la confrontación civil y al enfrentamiento cainita como cultura en una realidad, la España actual, donde el pasado, repleto de sombras, gravita sobre un presente que no ha conseguido cerrar las heridas causadas por la Historia.
Se reúnen en este volumen: El caldero de oro (1982), La orilla oscura (1985) y El centro del aire (1991). La primera es el relato de un tiempo mítico que reúne en sí el pasado y el presente, es la historia de quien regresa al pueblo de sus antepasados, abandonado y solitario, para encontrarse con un destino encerrado en su propia historia. La orilla oscura trata de la memoria y el sueño, el recuerdo y la evocación. El protagonista contempla cómo un viaje fluvial por la jungla sirve para que lo imaginario le lleve a esa otra orilla en la que la consciencia se convierte en un viaje hacia el propio origen. Por último, en El centro del aire dos hombres y una mujer, amigos de la niñez, descubren la posibilidad de que otra amiga no haya muerto en un accidente aéreo, como ellos creían, sino que se encuentre en algún lugar lejano, ocultando su verdadera personalidad.
La voz que narraEl obsceno pájaro de la noche fluye infatigable de los labios del Mudito, como en un viaje desde el ser hacia la nada, elaborando un mundo destinado -por la maldición intrínseca de la existencia- al deterioro, la pérdida o la confusión de cualquier identidad posible.
Las viejas que pueblan la Casa de la Encarnación de la Chimba y los monstruos de la Rinconada ilustran cada matiz de la desesperación y cada uno de los ínfimos placeres cotidianos, anudando siempre al ciego instinto de la vida un inextinguible terror ante lo oscuro, lo innombrable, lo que ya no tiene forma.