Una fría mañana de diciembre de 1984, Griselda, argentina exiliada en Francia, se despierta con un fuerte dolor de cabeza. Tras pedir auxilio infructuosamente a Claudio, su marido, vuelve a casa, llena la bañera y ahoga en ella a sus dos hijos menores. La mayor, Flavia, de apenas seis años, se salva por hallarse en la escuela. Treinta años después, Laura Alcoba entrevista a los supervivientes de esta tragedia y, sin despejar el misterio del acto de Griselda, intenta acercarse a lo inconcebible. Preguntada sobre su madre, Flavia, que ahora es una exitosa fotógrafa, la describe como «presente, amorosa. Muy amorosa».
Tras la Trilogía de la casa de los conejos, Laura Alcoba nos brinda una narración deslumbrante y perturbadora sobre la oscuridad que se esconde en las relaciones más cotidianas y la posibilidad de apostar por el amor y el perdón.
«Obra grandiosa, introducción al reino de los demonios que están dentro y fuera de nosotros.» Die Welt
Abaddón el exterminador cierra la trilogía iniciada conEl túnel y proseguida enSobre héroes y tumbas. Desarrollando en su más amplio registro la metáfora del «Informe sobre ciegos», esta novela incorpora al propio Sabato como personaje en una compleja construcción técnica. Novela galardonada en París como el mejor libro extranjero publicado en Francia en 1976.
Isabel Allende trae sus poderes mágicos como cuentista a un nivel muy personal y con un encanto peculiar a las entrelazadas y sensuales artes de la comida y el amor. Mezclando recuerdos personales con el folklore del mundo, leyendas históricas, y momentos memorables de la literatura erótica y de otros tipos, Allende enriquece su narración con porciones semejantes de humor y perspicacia.
Combinando un banquete de hechos fascinantes sobre los poderes afrodisíacos de los alimentos y las bebidas, Allende los sirve con convincente admiración y debida irreverencia. Ella ofrece sugerencias, tanto antiguas como modernas, para atraer a un amante, encender el ardor sexual, prolongar el acto sexual, reactivar la decadente virilidad. Metiéndose en el caldero de la historia, ella nos informa sobre los apetitos lascivos de todos, desde el emperador Nerón a Catalina la Grande hasta la notoria Madame du Barry de Francia.
A mediados de 2023, apenas recuperado de una cirugía a corazón abierto, Héctor Abad Faciolince aceptó la invitación a una feria del libro en Ucrania. El viaje libresco, sin embargo, se convirtió en algo más: explorar los horrores de la invasión rusa en la región del Donetsk, cerca del frente de batalla, junto a otras cuatro personas. El último día, para despedirse, el grupo de viajeros se dispuso a cenar en una pizzería de Kramatorsk. Allí, «como del rayo», padecieron un hecho que los transformaría para siempre: un misil ruso, con seiscientos kilos de explosivos, cayó sobre el centro mismo del lugar, dejando en el acto trece personas muertas y más de sesenta heridos. Una de las víctimas fatales fue la joven escritora ucraniana Victoria Amélina, guía y compañera de ese viaje testimonial que terminó en tragedia.
Desaparecerán las incómodas obras que han llenado de agujeros las calles. En su casa, es posible que pueda cerrarse la grieta que separa a sus padres desde hace tiempo, provocada por los problemas económicos y el desamor. Y será un día en el que ella, por fin, pueda ser la protagonista. Sin embargo, unos meses antes, en enero de 2005, todo a su alrededor se viene abajo. Una muerte y un abandono dejan a esa niña y a su madre a la intemperie en el instante en que se abr e un socavón que engulle parte del barrio y cambia para siempre la historia del Carmelo.
Tejiendo realidad y ficción, Maria Roig nos ofrece un emocionante relato que es al tiempo personal y colectivo, íntimo y político.
Un estudiante llega a una universidad de Colorado, en los Estados Unidos, en busca del sueño americano en su versión académica. La promesa del campus como un santuario en cuyas fronteras se han resuelto los problemas de Occidente -origen, raza, clase- sucumbe ante la realidad nocturna: los alumnos deambulan por los extramuros de la ciudad, a la caza de todo aquello que el día les niega: luz, compañía, ternura, certezas.
La mirada del protagonista explora las historias que se enhebran durante una noche interminable: la obsesión por Sudamérica como destino romántico, sexual y político; los amores paralelos y tóxicos; la necesidad de borrar las señas de identidad para crear otras nuevas; la literatura como resguardo; el futuro en la forma de una oscuridad apenas iluminada por algunas estrellas lejanas y ajenas.
«Desde el principio supimos que la unión entre esos dos no era la recomendable para armar una familia como todos los que venían a la Villa».
Un extraño matrimonio llega a un pueblo de la costa, con un pasado incierto detrás y la determinación de instalarse en el lugar. Comprar el Hotel Habsburgo será algo que nadie olvidará. En poco tiempo, ese noble húngaro dedicado al arte, esa mujer sensual que lleva adelante el negocio, y sus dos hijos aún más extraños que ellos, se irán volviendo de manera imperceptible, pero definitiva, el hilo que enhebra la miseria, la corrupción y las bajezas de todos los pobladores. Narrada por una voz profundamente literaria, Arderá el viento permite oír la conciencia que late en toda ciudad pequeña, y es capaz de capturar el horror en la vida de una villa de mar y la belleza que todavía anida en ella. Guillermo Saccomanno se apropia de un territorio, de sus habitantes, de su pasado y de sus secretos, para mostrar ese entramado de complicidad entre la política, el narco, la policía y el periodismo, en medio del cual las personas corrientes sobreviven a su propia existencia.
Un niño, que vive con sus abuelos en la estación de ferrocarril del Paradero de Camarones, se mantiene atento a todo lo que ocurre en ese pequeño pueblo de la región central de Cuba. Movido por el asombro y la curiosidad, sigue con una mirada cinematográfica situaciones del presente y evocaciones del pasado.
Entre los personajes hay dos, el Ruso y Basilia, que fascinan al niño y trastocan la cotidianidad del lugar. Todo sucede durante los doce meses de 1978. Lo que dejan o se llevan los trenes y la creciente opresión, en un país que está a dos años de la crisis del Mariel, son el telón de fondo.
En Atlántida no hay línea divisoria entre el testimonio y la ficción. Aunque la mayoría de los personajes y los hechos que aparecen en la novela son reales, siempre quedan expuestos a la imaginación del niño. De no ser por eso, pudiera considerarse un libro de memorias.
Un adolescente escapa con una chica a la que ha secuestrado tras matar con una pistola a un guardia de seguridad. Esta es la historia de una huida, una road movie en la que la maldad disimulada, la imposición de una identidad y el machismo soterrado son motivos suficientes para que el protagonista se fugue en compañía de la chica y reclame a voz en grito, en cada uno de sus actos, que lo dejen en paz.
Caídos del cielo fue adaptada al cine por el propio Ray Loriga (La pistola de mi hermano), que plasmó en imágenes ese mundo de obligaciones y retos que ponen en evidencia lo que hay detrás de él: nada.
Vidal Escabia, el protagonista de esta historia, ha seleccionado setenta y un libros en un cuarto oscuro de su casa con la idea de escribir un canon desplazado, intempestivo e inactual, disidente de los oficiales. Cada mañana, elige al azar uno de ellos, y saca a la luz un fragmento con destino al Canon, pero lo que desentraña su lectura influye en su vida y también en su escritura.
Las sospechas crecen en torno a si el narrador de Canon de cámara oscura es un androide, un Denver-7 infiltrado entre la gente corriente de Barcelona o si, por el contrario, utiliza el Canon para dar sentido a su vida ante el amor desorbitado que siente por su hija ausente.
Un Vila-Matas extremo que va más allá en su indagación sobre el sinsentido, el simulacro y la ficción como extrañas formas de vida, y también en su visión del arte literario como transmisión, colaboración y modificación de ideas ajenas. Una búsqueda, en definitiva, de un sentido último de la escritura, al tiempo que explora temas como el doble o la ausencia infinita que dejan aquellos a los que amamos, «la misma ausencia que Eurídice le dejó a Orfeo y de la que muchos creen que nació la escritura».