Solemos pensar que el trauma es aquello que acontece a un porcentaje muy bajo de la población ante situaciones estresantes extremas como un desastre natural, un accidente aéreo o un maltrato físico severo. Sin embargo, hoy en día los expertos consideran el trauma la epidemia invisible de la infancia. Los traumas se pueden desarrollar en cualquier momento de nuestra vida, aunque la infancia es el momento más probable debido a la vulnerabilidad que la caracteriza. Una situación estresante se convertirá en traumática si el adulto impide que el menor exprese las emociones que ha experimentado. Además, frases como «no pasa nada» o «no hay que llorar por esa tontería» pueden hacer que la situación se convierta en traumática.
¿Y si tener ansiedad fuera algo bueno? La doctora Tracy A. Dennis-Tiwary nos revela que la ansiedad es una ventaja evolutiva y que se puede convertir en nuestra aliada.
En esta reinterpretación radical, la Dra. Tracy Dennis-Tiwary sostiene que la ansiedad es algo que nos protege y ensalza nuestras facultades de crecimiento personal. Aunque se la relaciona con el estrés y el miedo, es una emoción con un valor único: nos permite imaginar un futuro posible y nos obliga a mejorarlo. Por eso la ansiedad está indisolublemente unida a la esperanza.
A partir de las últimas investigaciones en psicología y neurocienciay en combinación con historias del mundo real y relatos personales, Dennis-Tiwary muestra cómo podemos reconocer la incomodidad de la ansiedad y verla como una herramienta, en lugar de como algo a lo que temer y denostar. Al poner en tela de juicio nuestras ideas preconcebidas sobre la ansiedad, este libro proporciona un marco concreto para recuperarla como lo que siempre ha sido: un don en lugar de una maldición, y una fuente de fuerza interior, alegría e ingenio.
Muchas personas sufren problemas relacionados con la ansiedad, que en la actualidad es uno de los motivos más frecuentes de consulta en terapia. Sin embargo, la ansiedad en sí misma no es mala, sino un mecanismo inherente al ser humano con una función clara: ponernos en alerta y preparamos ante un posible peligro. El problema viene cuando este mecanismo se descontrola y la ansiedad aparece sin motivo o se niega a marcharse, impidiéndonos vivir nuestra vida con normalidad y plenitud.
La clave está en que, cuando aparece, sepamos encontrar el camino para apaciguarla y evitar que nos domine.