Domingo Coronado fue el campeón del primer maratón La Vega-Moca, celebrado en 1928. Muchos años después, Domingo se sienta bajo un almendro junto a su hija Nora a contarle cómo transcurrieron su niñez y su adolescencia que culminó con la famosa carrera. Su amena narración recoge la fundación de La Vega, la leyenda del Santo Cerro, la primera ocupación norteamericana, la llegada del automóvil y la electricidad, hábitos y costumbres de entonces, así como sus preparativos y su peculiar entrenamiento para el maratón junto a su yegua, la Rusilla.
El autor adapta una referencia bíblica con asombroso ingenio. Con mucha creatividad y orfebrería literaria, los pequeños lectores entrarán a un mundo donde los objetos inanimados y medios de trabajo cobran vida. La historia persigue la participación del lector y que él mismo se convierta en martillo, en clavo o en cualquier otro medio de trabajo con el fin de despertar la imaginación y el interés por las cosas bien hechas.