Jugando en la oscuridad radiografía con precisión la huella afroamericana en la cultura de un país que sería irreconocible sin ella.
Las tres conferencias que componen este breve libro las impartió Toni Morrison en la Universidad de Harvard un año antes de recibir el Premio Nobel de Literatura. Constituyen una profunda reflexión sobre la constante y, sin embargo, velada presencia negra en la literatura clásica norteamericana (Poe, Beecher Stowe, Melville, Twain, Cather, Faulkner, Hemingway…) y la forma en que esa presencia es utilizada con la finalidad de establecer la identidad blanca.
Escrita en la primavera de 1938 y estrenada en el Abbey Theatre de Dublín en agosto del mismo año, Purgatorio fue la última pieza teatral que Yeats vio representada en vida. Como gran parte de su producción dramática, estamos ante una obra escueta y minimalista, en la que los valores del simbolismo se combinan con el influjo del teatro No japonés y barruntos del teatro del absurdo.
Purgatorio tiene mucho de testamento, pero es también una muestra de la vitalidad de su autor, capaz de volver una y otra vez sobre sus obsesiones y darles forma: deseo y violencia, culpa y anhelo de redención, el peso de la herencia familiar, la sombra del desarraigo y la orfandad connatural del hombre.
En este libro crudo y tierno, entre la emoción y la dureza, los recuerdos se ligan a los ritmos de las rondas infantiles. Llega el momento en la vida en que los juegos y cantos pierden su inocencia. Una muchacha educada, pero también traviesa, que toca el piano, practica esgrima y se pelea con su hermana, transita la traumática experiencia que separa la niñez de la adolescencia. El despertar del cuerpo y el encanto por lo prohibido pautan las rondas de una niña que se quiere comer y «amanecer al mundo / desflorada a besos». La Biblioteca Elena Poniatowska reúne la obra narrativa, ensayística y periodística de la autora que ha explorado con maestría el género que ha tenido enfrente. En Rondas de la niña mala la poesía evoca los fogosos años de la juventud y el descubrimiento de la sensualidad y sus delirios.
«En el siglo XX, en Europa», dice el narrador, «no queda lugar para tierras misteriosas ni anacrónicas aventuras robinsonianas…» Pero un joven seminarista, excelente traductor del griego y del latín, y absoluto ignorante de los códigos del mundo, se ve compelido a protagonizar una extraña peripecia…En El año de Gracia se reúnen muchos de los elementos de la novela clásica del género ―tempestades, naufragios, una isla desierta e, incluso, un especialísimo y ocurrente salvaje…― pasados por el tamiz peculiar al mundo onírico de la autora.