Los mejores libros jamás escritosFiódor Pávlovich Karamázov, un terrateniente borracho, arbitrario y corrompido, tiene cuatro hijos: Dmitri, de carácter violento; Iván, un intelectual frío y materialista; Aliosha, el hijo pequeño, pasivo y religioso; y Smerdiakov, el hijo bastardo y resentido. La novela gira en torno a las relaciones perversas que se establecen entre el padre y los hijos hasta que éste es asesinado y su presunto asesino, Dmitri, juzgado y condenado. Odio, amor, crueldad, compasión, sentimientos radicalmente contrarios y enfrentados...La presente edición de una de las obras más importantes de la literatura universal cuenta con la célebre traducción de José Laín Entralgo. Asimismo, viene acompañada de una introducción de David McDuff, traductor y crítico literario especialista en la obra del autor.«Siempre me parece que cuando entro en algún sitio soy el más miserable de todos y que todos me toman por un bufón: haré, pues, el bufón, porque todos vosotros, hasta el último, sois más estúpidos y miserables que yo.»
Los hijos legítimos de Hedor Pávlovich Karamázov —un «bufón», un «filisteo», un «déspota», solo en última instancia. un padre— se reúnen después de haber sido educados, lejos unos de otros, en distintas partes de Rusia: Dmitri es soldado y —corno su padre— puro «ímpetu», bebedor, derrochador, lujurioso; Iván se ha convertido en un escéptico que duda de la ley, de la conciencia y de la fe (el primer existencialista, según Sartre); Aliosha ha abrazado la religión, todo el inundo lo llama «ángel» y vive en un monasterio. Ineluctablemente, la reunión familiar precipita la disolución y la tragedia.
Los hermanos Karamázov (1878-1880), (que ahora presentamos en una nueva traducción de Fernando Otero y Marta Sánchez-Nieves, la primera en español en casi 50 años), fue la última novela de Dostoievski y sin duda una de esas obras decisivas cuya influencia ha perdurado hasta nuestros días. En ella se encuentra —diría un personaje de Kurt Vonnegut— «todo cuanto hay que saber en la vida»; también —añadiríamos— todo cuanto hay que saber del género narrativo. Con un narrador experto en tender lazos al lector y en crear con él una de las redes más fascinantes y comunicativas de la historia de la literatura, lo que Dostoievski construye no es solo una monumental visión del mundo moral humano (incertidumbre, violencia, perdón) sino un arriesgado y espléndido ensayo sobre la forma de reproducirlo.
En este libro audaz, que señala un hito decisivo en su labor crítica, Umberto Eco se convierte en su propio objeto de estudio y analista de sí mismo. Acompañado de Dante, Leopardi y Joyce, e interpretando a los principales hermeneutas de sus obras, Eco replantea cuatro grandes problemas de la semiótica moderna: los «límites de la interpretación», el excesivo dispendio de «energía interpretativa», «los criterios de economía de lectura» y un ataque polémico a la «práctica de la deconstrucción». Trata así de restablecer el equilibrio entre la «intención del lector» y «la intención del autor», al tiempo que demuestra que el principio de la semiosis ilimitada no puede consistir en una derivación incontrolable del sentido. Si bien las interpretaciones de un texto pueden ser infinitas, no todas son buenas, y aunque no sabemos cuáles son las mejores, sí es posible determinar las que resultan totalmente inaceptables.
Quentin Coldwater es un chico brillante pero desdichado que vive obsesionado con las novelas de fantasía que leyó en su infancia y que transcurrían en un país mágico llamado Fillory. Cuál no será su sorpresa cuando inesperadamente es admitido en una muy secreta y exclusiva universidad de magia en Nueva York, donde recibirá una rigurosa educación sobre los arcanos de la moderna hechicería y descubrirá la amistad, el amor, el sexo, la bebida y el aburrimiento. Porque a pesar de los increíbles descubrimientos que ha hecho a lo largo de estos años de universidad, siente que le falta algo.
La magia no ha conseguido que Quentin encuentre la felicidad y las aventuras con que había soñado. Pero tras graduarse, él y sus amigos harán un descubrimiento asombroso.
Los mandarines es sin duda la novela documental más importante que se haya escrito hasta ahora sobre los años de la posguerra francesa. Libro en clave —donde aparecen, apenas disimuladas, las figuras de Sartre (Dubreuilh), Camus (Henri Perron) y Simone de Beauvoir (Anne)— no es, sin embargo, como ha señalado la misma autora, ni una novela autobiográfica ni un reportaje, sino una evocación. Los mandarines describe admirablemente la atmósfera cultural y política de la guerra fría, y el ambiguo y desgarrado papel de intelectuales y artistas que predicaban entonces la necesidad, dramática y cotidiana, de una nueva y auténtica moral fundada en la responsabilidad del hombre.
SIMONE DE BEAUVOIR (1908-1986), escritora francesa, fue también inseparable compañera de Jean-Paul Sartre durante más de cincuenta años. Su obra abarca tres vertientes: la literaria (La invitada, Los mandarines), la ensayística (El segundo sexo) y la memorialística (Memorias de una joven formal, La plenitud de la vida, La fuerza de las cosas. Final de cuentas y, tras la muerte de Sartre, La ceremonia de/adiós).
Traducción de Silvina Bullrich
Un pintor recibe el encargo de realizar un cuadro de la Virgen con el Niño. El cuadro acompañará en un retablo a otro de increíble belleza, lo que enorgullece pero asusta al artista. Tras buscar y buscar sin éxito una modelo, un día, por casualidad, encuentra a una joven judía que representa toda la belleza, ternura e inocencia que él necesita. Tras convencerla para que pose, y una vez que ella vence sus miedos y recelos, se establece entre ellos una relación especial. Sin embargo, ambos malinterpre-tan los sentimientos del otro: él, maduro ya, ve en ella una misión que cumplir, mostrarle el camino hacia la conversión. Ella, joven e inexperta, quiere ver, en el hombre que se fija en ella, unas intenciones que expliquen los anhelos y cambios que está experimentando su cuerpo. Hasta que interviene el destino.
Tras la victoria de Franco, el doctor Guillermo García Medina sigue viviendo en Madrid bajo una identidad falsa. La documentación que lo libró del paredón fue un regalo de su mejor amigo, Manuel Arroyo Benítez, un diplomático republicano al que salvó la vida en 1937. Cree que nunca volverá a verlo, pero en septiembre de 1946, Manuel vuelve del exilio con una misión secreta y peligrosa. Pretende infiltrarse en una organización clandestina, la red de evasión de criminales de guerra y prófugos del Tercer Reich que dirige desde el barrio de Argüelles una mujer alemana y española, nazi y falangista, llamada Clara Stauffer. Mientras el doctor García se deja reclutar por él, el nombre de otro español se cruza en el destino de los dos amigos. Adrián Gallardo Ortega, que tuvo su momento de gloria como boxeador profesional antes de alistarse en la División Azul, para seguir luchando como voluntario de las SS y participar en la última defensa de Berlín, malvive en Alemania, ignorando que alguien pretende suplantar su identidad para huir a la Argentina de Perón. Thriller y novela de espías, Los pacientes del doctor García es tal vez la historia más internacional y trepidante de Almudena Grandes, su narración más ambiciosa, en la que conecta acontecimientos reales y desconocidos de la segunda guerra mundial y el franquismo, para construir las vidas de unos personajes que no sólo comparten la suerte de España, sino también la de Argentina.
El gran maestro de la narrativa de acción y suspense
nos transporta a la Edad Media, a un fascinante mundo de reyes, damas, caballeros, pugnas feudales, castillos y ciudades amuralladas. El amor y la muerte se entrecruzan vibrantemente en este magistral tapiz cuyo centro es la construcción de una catedral gótica. La historia se inicia con el ahorcamiento púbÜco de un inocente y finaHza con la humillación de un rey. Los pilares de la Tierra es la obra maestra de Ken Follett y constituye una excepcional evocación de una época de violentas pasiones. «Fantástico desde todos los puntos de vista.» El Mundo
Los robots del amanecer relata cómo en el planeta Aurora los hombres y sus robots vivían en una armonía aparentemente perfecta hasta el instante en que el robot más avanzado fue asesinado.
¿Ocultaba la muerte del androide una lucha despiadada por el control del Universo?