DOS ENFERMEDADES MORTALES.
DOS ÉPOCAS DIFERENTES.
UN MISMO DESTINO: EL FIN DEL MUNDO SE ACERCA...
Para Kivrin, estudiante de Historia de la Universidad de Oxford, viajar a la Inglaterra del siglo XIV es un sueño hecho realidad. Por fin va a poder estudiar in situ una de las eras más apasionantes de la historia humana: la Edad Media.
Sin embargo, una crisis que vincula pasado y presente altera sus planes. Debido a un error en los cálculos del viaje, Kivrin queda atrapada en una de las epocas más mortíferas del medievo, al tiempo que una epidemia particularmente virulenta se extiende por la Inglaterra de mediados del siglo XXI, lo que imposibilita rescatarla…
Una noche. Dos amigos de la infancia. Y un affaire realmente escandaloso. Exhausta y rozando la fecha límite para entregar un artículo que podría encumbrarla o destruir su carrera, la periodista de investigación Georgia Ross está al borde de un colapso. La cancelación de su vuelo la ha dejado atrapada de madrugada en una ciudad sin alojamiento disponible, así que, cuando una cara familiar le ofrece ayuda, parece que la vida por fin le da un respiro. Alec Kim, el hermano mayor de una amiga de la infancia, es guapo, humilde y amable; el tipo de hombre que Gigi había olvidado que existía tras un desengaño amoroso. Una tarde de reconexión seguida de una noche apasionada parece un regalo caído del cielo. Hasta que Gigi se da cuenta de que su infancia no es la única razón por la que Alec le resulta tan familiar
La mayor parte de las narraciones incluidas en este volumen rememoran y dan forma a las intensas experiencias vividas por Jack London (1876-1916) durante el largo viaje que realizó entre 1907 y 1909 a Polinesia. Pese a estar recorridos siempre por una corriente de humor o de fina ironía, estos Relatos de los Mares del Sur expresan, sin embargo, las obsesiones y convicciones que dominaron la existencia del inquieto autor de Colmillo blanco, La llamada de la naturaleza o El vagabundo de las estrellas, todas ellas publicadas en esta colección: en los conflictos que se plantean en ellos la victoria nunca será de la moral, la ética o los ideales, sino de las fuerzas primigenias, del ímpetu ciego de la naturaleza o de la violencia de los hombres.