Un recluso en una celda. En la pared el reglamento de la cárcel. En el dorso del reglamento, pegadas con miga de pan y ocultas a los carceleros, unas veinte fotos de asesinos -quizá también de algún atleta- recortadas de la prensa; «para los más puramente criminales», un marco hecho con cuentas en forma de estrella: «Y en honor de los crímenes de todos ellos escribo este libro».
Un beso no es solo un beso.
Un beso puede ser accidentado, oler a tierra mojada
y acabar uniendo a dos polos opuestos.
El compromiso más fiel y duradero que tiene Buffy es con sus amigas y con el hotel familiar que regenta junto con su madre. Eso de relacionarse y comprometerse con un chico le da dolor de cabeza, además de mucha pereza. Aunque todo puede cambiar después de que un distante y atractivo ruso irrumpa en su hotel como un huracán.
Nikolay llega a Variety Lake, un pueblo del que jamás había oído hablar, dispuesto a encontrar todas las respuestas que está buscando aunque no esté preparado para escucharlas. Como tampoco lo está para que esa chica del pelo rosa lo rete con la mirada cada vez que se encuentran, lo lleve al límite con esa lengua tan afilada que tiene y lo ponga nervioso de mil maneras diferentes. Y no todas son malas.
Y es que Buffy y Nikolay creían tener la vida controlada hasta que sus caminos se cruzan una noche de lluvia de la forma más surrealista posible.
Louise tiene veinticinco años y aunque es parcialmente sorda hasta ahora ha conseguido construir su vida y maniobrar con esa incapacidad invisible, en gran parte gracias a su poética relación con el mundo:cuando se enfrenta a algún malentendido por su sordera acuden a su mente varios personajes, desde un soldado de la Primera Guerra Mundial a una excéntrica botánica, que la acompañan y ayudan a hacer frente a una realidad cada vez más complicada.
Su último diagnóstico es claro: ha perdido aún más audición de lo esperado y la única posibilidad es que se opere para llevar un implante pero esta decisión no es tan simple como pudiera parecer; el resultado es irreversible y si bien volvería a oír con claridad, implica perder su audición natural y oír todas las voces con un mismo tono metálico. ¿Será capaz de renunciar a reconocer la ironía, o la voz de su madre, y de entrar en un nuevo mundo sin matices?