Cuando en 1953 se estrenó en París Esperando a Godot, pocos sabían quién era Samuel Beckett, salvo, quizá, los que ya lo conocían como exsecretario de otro irlandés no menos genial: James Joyce. Por aquellas fechas, Beckett tenía escrita ya gran parte de su obra literaria; sin embargo, para muchos pasó a ser «el autor de Esperando a Godot». Se dice que, desde aquella primera puesta en escena -que causó estupefacción y obtuvo tanto éxito- hasta nuestros días, no ha habido año en que, en algún lugar del planeta, no se haya representado Esperando a Godot. El propio Beckett comentó en cierta ocasión, poco después de recibir el Premio Novel de Literatura en 1969, que Esperando a Godot era una obra «horriblemente cómica». Sí, todo lo horriblemente cómica que puede resultar la situación de dos seres cuya grotesca vida se funda en la vana espera de ese ser al que llaman Godot.
En el convulso y puritano Boston en 1865, los miembros del club Dante -poetas y profesores de Harvard- dan los toques finales a la primera traducción norteamericana de La Divina Comedia a pesar de la oposición de la vieja guardia de la universidad, que quiere mantener al Nuevo Mundo alejado de lo que considera supersticiones extranjeras. Al mismo tiempo se suceden una serie de brutales asesinatos basados en los tormentos del Infierno de Dante. La investigación recae sobre Nicholas Ray, el primer y único policía negro del departamento de Boston. Los miembros del club junto con el policía marginado intentarán descifrar la clave que les lleve a identificar al asesino... aunque esté más cerca de lo que jamás hubieran pensado. Con más de dos millones de ejemplares vendidos y traducido a más de treinta lenguas, El club Dante se ha convertido en un clásico refrendado por el éxito entre el público y la crítica.
En 1920, el barrio de Asakusa representaba para Tokio lo que Montmartre había sido para París en 1890 y lo que Times Square sería para Nueva York en 1940. Un lugar que permitía el anonimato, la libertad, la deriva; un lugar donde la vida fluía por todas partes, lleno de placeres sexuales y sociales.
La pandilla deAsakusa captura el encanto decadente de ese distrito de teatros de revista, bares de jazz y burdeles, arquitectura modernista y cines destartalados. Comparada con Duhlineses de James Joyce y Berlín Alexanderplatz de Alfred Dóblin, esta novela de Yasunari Kawabata retrata la energía desbordante de Asakusa mediante la crónica, el retrato popular, las escenas callejeras y un ritmo cinematográfico.
Diferente de su obra posterior, se pueden reconocer, sin embargo, ciertos motivos propios: el erotismo, la venganza amorosa, el influjo envenenado de Occidente. Testimonio impar del choque de las tradiciones milenarias de Japón con el florecimiento de la ciudad moderna. La pandilla deAsakusa confirma el carácter universal de uno de los artistas más eminentes del siglo XX.
Un retrato directo de las inquietudes, ilusiones y desilusiones de los que vivieron y participaron en la Transición española.
Rosa Montero retrata con audacia la historia de Ana, quien deberá cumplir con las exigencias de su trabajo como re-dactora en una revista, cuidar de su hijo y navegar por la noctámbula vida del convulso Madrid de finales de los setenta. Crónica del desamores la primera novela de la autora y una obra clave para entender las inquietudes de una generación que se sentía a la vez poderosa y desorientada y aún no sabía manejar su libertad sin herirse.
Lucía lleva diez años con Ramón. Sus vidas transcurren sin pasiones ni tropiezos, hasta el día en que deciden pasar el fin de año en Viena y Ramón desaparece en el aeropuerto. Lucía no se conforma con que el caso lo resuelva la policía y, gracias a la ayuda de Adrián, un extraño joven, y del anarquista Fortuna, investiga por su cuenta el paradero de Ramón... Pero eso que parece un drama se convierte en una oportunidad para vivir con más intensidad.
Este volumen recoge una selección de cuentos de Rosa Montero publicados en el transcurso de los últimos quince años en diversas revistas o libros colectivos, más cinco relatos inéditos. Todos los textos aquí reunidos tratan sobre ese oscuro lugar de placer y dolor que es la pareja: esto es, tratan del amor y del desamor, de la necesidad y la invención del otro. Son historias que hablan del deseo carnal y la pasión; de la costumbre y la desesperación; de la felicidad y del infierno. Estos relatos, a menudo inquietantes, agridulces, llenos de sentido del humor y de la melancolía del amor, componen un sugestivo espejo de nuestra intimidad más turbia y más profunda, de ese territorio abisal e incandescente que siempre se resiste a ser nombrado. Los relatos de Rosa Montero. La lucidez y el apasionamiento de una escritora espléndida.