Año 2003. Una espesa bruma cubre el valle gallego, donde aún resuena el eco de los sangrientos crímenes cometidos por Romasanta, el primer asesino en serie de nuestra historia. Han pasado casi dos siglos, pero su nombre sigue vivo, convertido en una leyenda que continúa aterrorizando a todos los niños del lugar. A todos, menos al pequeño Manel.
Veinte años después, cuando aparece un hombre asesinado salvajemente a dentelladas, el inspector Mateo Romano ni siquiera sospecha que ese solo es el primero de una atroz sucesión de crímenes. La investigación lo conducirá hasta las entrañas de ese valle, en el que todavía se habla de la bestia que habita en las profundidades del bosque. ¿Puede una vieja leyenda contener la clave para detener al asesino?
Ha llegado a un punto en el que se ha dado por vencido con la gente, y los libros, en lugar de ofrecer consuelo, se han convertido en un recordatorio más de un mundo que cambia demasiado deprisa.Pero una noche su vida se transforma de repente cuando se encuentra a una niña de dos años sola en la sección infantil. No hay rastro de su madre, solo una nota que dice: "Quiero que Maya crezca en un lugar con libros y entre gente que se preocupe por ese tipo de cosas. La quiero mucho, pero ya no puedo cuidar de ella".
Crasna, 1944: Rosie tiene dieciocho años cuando es arrancada de la vida familiar en su pueblo natal en la frontera rumano-húngara por los nazis. Desde ese momento comienza su inimaginable viaje a través del infierno, que la lleva a varios campos de trabajo y concentración. En Auschwitz, Rosie pierde incluso el último vestigio de dignidad, pero en medio de toda la desesperanza se da cuenta de algo: los nazis nunca podrán quitarle su fuerza interior. Y así, a pesar de las atrocidades inimaginables a su alrededor, ella permanece decidida a no rendirse.