Recibida con elogios entusiastas por la crítica del Reino Unido y Estados Unidos, que la ha considerado de forma unánime uno de los mejores libros del años, La impostura supone el regreso a la novela de Zadie Smith, siete años después de Tiempos de swing y un cuarto de siglo después de su irrupción en el panorama literario con Dientes blancos. Llena de vida, ideas, humor, sentimientos y algo semejante a una verdad moral, La impostura narra con extraordinaria habilidad las controversias sociales del Londres victoriano a través de un puñado de personajes memorables.
Las huellas es una tetralogía compuesta por las novelas Los muertos, Los huérfanos, Los turistas y Los difuntos, que hasta ahora se habían leído por separado. La publicación en un solo volumen de las cuatro ficciones revela que se trata de un único proyecto literario de alto nivel conceptual y estético. Una novela en cuatro partes que se plantea preguntas importantes: ¿Cuál es nuestra relación, intelectual y emocional, con los no humanos? ¿Y con las pantallas que nos envuelven? ¿Cuáles son los mecanismos de la amistad, el deseo y el duelo? ¿Las políticas de la memoria llevan a la ultraderecha cuando eclipsan las narrativas de futuro? ¿Cómo se relacionan la utopía con la distopía? ¿Por qué el turismo de masas se ha convertido en la energía que mueve el mundo? ¿Cómo pueden la literatura y el arte más ambiciosos representar las contradicciones de nuestra época? Jorge Carrión ensaya algunas respuestas a esas cuestiones y, sobre todo, insinúa muchas otras preguntas en 700 páginas desafiantes, de una rabiosa originalidad.
Alejandra Pizarnik es una de las escritoras en español más influyentes de la literatura de nuestro tiempo. Es la creadora de una escritura, en sus propias palabras, «densa y peligrosa», pero también de una de las experiencias de lectura más revolucionarias que podamos encontrar. Una revolución, nos cuenta Gabriela
Borrelli Azara en su epílogo, interna y profunda, cuyo movimiento conduce al enigma.
Esta antología recoge los mejores textos en prosa de Pizarnik, quizá la parte más desconocida de una obra en la que los géneros se transgreden constantemente. Así lo explica Luna Miguel en su prólogo: «Empeñarse en decir que esto no es poesía, ya lo verán, sería bastante discutible. [...] Sus pequeños cuentos alucinados son largos poemas. Su teatro es una escenificación de su ritmo poético. Sus relatos largos o crónicas esconden todas las trampas y los trucos de su poesía».