El protagonista de esta brillante novela detectivesca, Vice (así apodado por su cargo de vicecomisario de policía), es un hombre peculiar: esceptico, carcomido por el cáncer pero fumador empedernido, tiene colgado en su despacho el grabado original de Durero El caballero, la muerte y el diablo. Vice investiga el asesinato de un poderoso abogado y político, un crimen aparentemente cometido por unos terroristas que se hacen llamar "los Hijos del 89", en alusión a la Revolución francesa. Y mientras el vicecomisario se adentra en los entresijos del caso, esta ágil y sarcástica ficción policiaca va convirtiendose –como ocurre en la mayoría de obras de Leonardo Sciascia– en una amarga y lúcida reflexión sobre la desconcertante verdad del mundo en que vivimos, un mundo del que "el diablo estaba tan cansado que prefería dejarlo todo en manos de los hombres, más eficaces que el".
Borgo Cardo, Montañas de Emilia-Romagna, 2019. La comunidad de un pequeño pueblo se reúne para lamentar la pérdida de una niña que estaba desaparecida y cuyos huesos fueron encontrados en el bosque, veintidós años después de su desaparición. Para Sara Romani, de treinta y tres años, que no ha puesto un pie en el pueblo desde su infancia y ahora se ha convertido en una oncóloga quirúrgica exitosa, esta es una oportunidad peligrosa para volver a conectarse con un pasado del que escapó muchos años antes. Ahora, solo quiere olvidar el pequeño pueblo entre las montañas, pero de repente otra niña desaparece. Su nombre es Rebecca y es la última heredera de la antigua tradición de las curanderas.
Para Sara, una minuciosa mujer de ciencia, este es el comienzo de un descenso a un inframundo lleno de secretos enterrados, a través de calles, bosques y casas que había aprendido a borrar de su memoria.
¿Cuál es el oscuro misterio detrás de la tradición centenaria de las curanderas?
En una salvaje carrera contrarreloj para descubrir quién ha secuestrado a Rebecca y salvarla antes de que sea demasiado tarde, Sara debe aceptar una parte de sí misma que ha escondido a lo largo de los años, a riesgo de perderse en un laberinto sin salida.
CREES QUE LA CONOCES… PERO MIRA UN POCO MÁS DE CERCA.
Una madre de tres hijos que se queda en casa y tiene reservas limitadas de paciencia, energía y amor. Así es cómo Liz ve a Jess. Ambas se conocieron durante unas clases prenatales y durante más de diez años han mantenido su amistad mientras hacen malabares con sus hijos, maridos y carreras. Pero de pronto todo cambia: cuando la hija de Jess tiene un accidente, y Jess no puede explicarlo, Liz, como pediatra que le atiende, empezará a descubrir aquellos secretos cuidadosamente guardados y a cuestionarse todo lo que creía saber sobre su amiga y sobre sí misma.
Pequeños desastres es una exploración apasionante y brillantemente escrita sobre la maternidad, la amistad, el deber profesional y la culpa. Una novela que te perseguirá mucho después de terminar la última página.
Amores de adolescencia evocados con serena nostalgia, jóvenes apenas vislumbradas, reseñas de jazz sobre discos imposibles, un poeta amante del béisbol, un simio parlante que trabaja como masajista y un anciano que habla de un círculo con varios centros... Los personajes y las escenas de este esperadísimo volumen de relatos hacen saltar por los aires los límites entre la imaginación y el mundo real. Y nos devuelven, intactos, los amores perdidos, las relaciones truncadas y la soledad, la adolescencia, los reencuentros y, sobre todo, la memoria del amor. Un narrador en primera persona que, a veces, podría ser el propio Murakami. ¿Se trata entonces de un libro de memorias, de unos relatos con tintes autobiográficos o de un volumen exclusivamente de ficción? El lector tendrá que decidir.
Ninguna estrella arde para siempre.
En 1912, Edwin St. Andrew busca una nueva vida en la colonia británica de Columbia al ser exiliado por sus ideas políticas.
En 2020, Mirella busca a la responsable de la muerte de su marido.
En 2203, Olive Llewelyn, autora de éxito, viaja por la Tierra para promocionar una novela que, aunque ella no lo sabe, será profética.
En 2401, el detective Gaspery-Jacques Roberts recibe el encargo de investigar una anomalía en el tiempo. Pronto descubrirá que sus acciones pueden cambiar el rumbo de la historia.
Y a todos ellos los une una melodía de violín, tocada en una terminal aeroespacial, y un arce milenario que trascienden ambos el espacio y el tiempo.
El mar de la tranquilidad es una novela sobre los universos paralelos y sus posibilidades, que juega con la propia línea que debería seguir el tiempo, y que habla sobre el arte, el amor y las relaciones humanas.
Antes de que nadie se despierte, en una perfecta mañana de agosto, Elle se dirige a nadar en el espléndido estanque del Palacio de Papel, la casa en los bosques de Cape Cod donde su familia ha pasado los veranos durante generaciones. Desde el porche, Elle aún puede ver la mesa sin recoger de la cena; copas de vino vacías, cera de velas en el mantel, ecos de las risas de sus familiares y conocidos. Pero esta mañana es diferente: la noche anterior Elle y su mejor amigo de la infancia, Jonas, se escabulleron para tener un apasionado encuentro contra la pared exterior de la casa mientras sus parejas charlaban en el interior.
Décadas de recuerdos, secretos y mentiras han conducido a Elle hasta este día. Ahora, durante las siguientes veinticuatro horas, tendrá que elegir entre la vida que ha construido con su maravilloso marido, Peter, y la que imaginó con su primer amor, Jonas, si un trágico suceso no lo hubiera cambiado todo para siempre.