«Nunca me pude imaginar que alguien me ayudaría desde un tiempo tan lejano...».
Olvidada durante siglos, opacada por hombres artistas a los que se han atribuido los cuadros debidos en realidad a su genio, Sofonisba Anguissola fue una pintora extraordinaria que, sin formación pictórica ni conocimiento académico de la anatomía, se especializó en el retrato y el autorretrato, alcanzó un gran éxito en su época e, instalada en España, estuvo vinculada a la corte de Felipe II.
José María Merino narra en La novela posible la vida de esta pintora con todo el rigor histórico, pero también con toda la amenidad que posibilita la ficción. Y la historia de esta mujer deslumbrante y su tiempo se entrelaza en el libro con otras dos, situadas en la época actual: la del propio escritor que, durante el confinamiento, escribe un diario en el que deja constancia de esos días inciertos y de cómo se inocula en él la semilla de la fascinación por la figura de Sofonisba, y la de una bibliotecaria que encuentra también en la pintora renacentista un rincón donde refugiarse en medio de una ruptura amorosa.
En esta novela se mezclan de manera magistral los dos tiempos, el actual y el del Renacimiento, la realidad con la imaginación, la biografía con la autobiografía y la ficción, y la literatura con el arte.
El accidente sufrido por su padre junto a su nueva pareja y el asesinato de Gonzalo, el pretendiente que la abandonó en vísperas de su boda, son otra motivación para iniciar una vida propia bajo un nuevo nombre: María González. María sospecha que su madre tuvo relación con esas muertes y, por ello, como detective improvisada, irá descubriendo toda una red de mentiras que implican a su familia, prototipo de aquella burguesía madrileña que enterró y nunca reconoció su apoyo al franquismo con la llegada de la Transición.
Limoux, año 1379. Tras una enigmática reunión, la Inquisición encarcela sin causa aparente a la familia de un humilde carpintero. El matrimonio es metódicamente interrogado, torturado, procesado y condenado por herejía en base a pruebas hábilmente manipuladas.
Ejean, el hijo mayor del matrimonio, tras su viaje a Toledo y Barcelona, regresa a su pueblo natal, donde obtiene por la fuerza la confesión de tres miembros del Tribunal de la Inquisición que condenó a los suyos y que confirmaría que sus hermanos fueron obligados a ingresar en calidad de oblatos en la abadía de Sant Miquel de Cuixà.
Abrigando la esperanza de encontrarlos, Ejean se trasladará secretamente hasta esa abadía, donde consigue introducirse en ella con la ayuda de un misterioso religioso benedictino.
Dentro de esos muros será testigo de las conspiraciones internas en pos de El legado del diablo, un libro en clave que profetiza el futuro hasta la llegada del fin del mundo.
La incesante búsqueda de sus hermanos le llevará, finalmente, a desvelar la siniestra identidad de quien se hace llamar el Siervo de Dios y la razón última de la intriga urdida para asesinar a sus padres.