A finales de la década de los sesenta, el protagonista, un niño de ocho años, se va a San Sebastián a vivir con sus tíos. Allí es testigo de cómo transcurren los días en la familia y el barrio: su tío Vicente, de carácter débil, reparte su vida entre la fábrica y la taberna, y es su tía Maripuy, mujer de fuerte personalidad pero sometida a las convenciones sociales y religiosas de la época, quien en realidad gobierna la familia; su prima Mari Nieves vive obsesionada por los chicos, y el hosco y taciturno primo Julen es adoctrinado por el cura de la parroquia para acabar enrolado en una incipiente ETA.
Los poemas de esta antología presentan una mirada asombrada por el mundo. Ven lo de siempre, pero lo ven como nuevo, de un modo inédito, como si fuera la primera vez que ese algo o ese alguien fuera contemplado. Como Adán admiró la primera noche, como Eva la fragancia de las primeras flores. Descubren la belleza como algo que nos señala a una realidad más verdadera que aquella que la mirada de la rutina nos ofrece. Son como los pájaros, que cantan con las primeras luces del amanecer un día que es para ellos como el primero, como el único. Cantan y crean una canción que es sencilla y a la vez alegre, aun con frío, aun con lluvia, aun con viento, no digamos en primavera.
La novela gráfica de uno de los mejores guitarristas
Eric Clapton pasa por ser uno de los mejores guitarristas de la historia de la música. Un genio. Pero es también un personaje poliédrico como pocos. En las páginas que siguen vas a conocer la turbulenta vida de «mano lenta»: sus desencuentros con John Mayall o con sus compañeros de la superbanda Cream. Sus intentos de convertirse en algo parecido a sus admirados The Band y de levantarle la mujer a su amigo George Harrison. Sus recurrentes caídas en manos de las drogas y el alcohol. Y su redención. Este es el verdadero Clapton: con sus contradicciones e inseguridades, con sus aciertos y errores.