Los protagonistas de Encuentros fugaces con el Che Guevara son estadounidenses incautos o bienintencionados que, de paso por Sierra Leona, Colombia o Haití, se ven repentinamente atrapados en la vorágine de las convulsiones políticas o sociales del entorno, con resultados a veces desastrosos, a veces desternillantes. Un ornitólogo secuestrado por la guerrilla colombiana se solidariza con la causa política de sus captores, hasta que repara en cuánto se parece la Revolución a un gran negocio. Una cooperante internacional desencantada hace un pacto fáustico por el que se convierte en contrabandista de diamantes en aras del bien común. La esposa de un oficial de las Fuerzas Especiales ha de enfrentarse a una diosa vudú haitiana con la que su marido mantiene una relación no del todo espiritual. Con un ritmo magistral y un enorme sentido del absurdo, cada uno de los ocho relatos de este libro es una aventura impregnada de esa embriagadora mezcla de tragedia y peligro, emoción y esperanza que caracteriza a las sociedades en trasformación. Primera obra de Ben Fountain, a quien la crítica ha comparado con autores de la talla de Evelyn Waugh y Graham Greene, Encuentros fugaces con el Che Guevara muestra con inteligencia cómo el factor humano sirve de conexión entre mundos aparentemente irreconciliables, convirtiendo lo extraño en familiar y lo familiar en extraño.
Una de las series más originales de los últimos tiempos.
Los años de lucha contra el crimen y el dolor por la muerte de su hija Koshi han hecho mella en Yeruldelgger. Encerrado en un misticismo a ultranza, hace cuatro meses que el incorruptible comisario ha abandonado la policía de Ulán Bator y ha plantado su yurta en el desierto de Gobi, donde, gracias al silencio y la belleza del lugar, espera reencontrarse con las tradiciones ancestrales y recuperar la paz espiritual. Pero su retiro durará muy poco: contra su voluntad, dos jinetes extraños lo empujarán a la acción, y Yeruldelgger se verá envuelto así en un fuego cruzado entre mercenarios pagados por voraces compañías mineras, políticos inmorales, policías corruptos y jóvenes seguidores del juramento de Gengis Kan.
Una maraña sangrienta en una Mongolia destripada por las excavadoras de las multinacionales, expoliada por las ansias de los especuladores y arruinada por la venalidad de sus dirigentes, y de la que Yeruldelgger, siempre fiel a sus ideales, no saldrá indemne.
Tras el éxito de las dos primeras entregas, con más de medio millón de lectores adictos a las hazañas del famoso comisario de Mongolia, Yeruldelgger. La muerte nómada pone un final dramático a una de las series más originales de los últimos tiempos y supone el adiós de uno de los personajes más inolvidables de la novela negra.
Saoirse Clarke tiene diecisiete años y no cree en el amor. No está buscando una relación pero cuando conoce a la irresistible Ruby todo salta por los aires… más o menos. Porque Ruby le propone pasar el verano teniendo las típicas citas de las películas de amor pero sin comprometerse: al final del verano, cada una seguirá su camino. Ni rupturas ni corazones rotos. Ese sería un plan perfecto si no se hubieran olvidado de que al final de las películas los dos personajes se han enamorado de verdad.
«Solo en este olvidado embarcadero entre México y Guatemala reuniré el coraje para escuchar a mi corazón y desentrañar lo que sucedió contigo, conmigo, con nosotros, en esta temporada de guerra».
En Frontera Corozal, un pequeño poblado a orillas del Usumacinta, un par de migrantes descubre el cadáver de una chica de catorce años. Pronto se sabe que fue asesinada por su prima y el novio de esta en presencia de dos pequeños de ocho y diez años. Luis Roth, el brillante fundador del Centro de Estudios en Neurociencias Aplicadas, se obsesiona con el caso y convence a su grupo de amigos y colaboradores para averiguar qué pasa en los cerebros de unos niños que se convierten en criminales. Junto con Lucía Spinosi, su alumna más cercana, Roth viaja a Chiapas para iniciar sus estudios pero sufre un terrible accidente. A partir de ahí, la joven neurocientífica será la responsable no solo de continuar el trabajo de su maestro, sino de revelar cada una de las vidas que Roth mantenía en secreto. Sus descubrimientos y el apego que siente por Saraí, la joven culpable, la obligarán a revivir su propia cadena de abusos y a sumar nuevas heridas a las del pasado.
Partes de guerra, una desgarradora investigación sobre los orígenes de la violencia y una meditación acerca de las identidades ocultas de cada uno, provoca y conmueve con dos historias paralelas que alimentan nuestras preguntas en torno a la amistad, la envidia, el amor y las pérdidas.
Julio Cortázar merodea en los poemarios y cartas de John Keats y traza un retrato entrañable del poeta. Este itinerario multifacético tiene otros invitados, poetas y críticos literarios que los acompañan en el recorrido. El trabajo minucioso sobre la obra del poeta romántico lleva al autor a un diálogo en el que John Keats se pregunta por la tarea poética y la vida, y Cortázar responde extrayendo una verdad que hace propia a su tiempo.
La pluma de Cortázar dibuja así una Imagen de John Keats que no es una biografía, ni es un ensayo, pero que sí podría ser el diario de ese encuentro imaginario. La distancia de dos siglos que los separan se disuelve en este espacio íntimo que crea (Cortázar) como homenaje para John Keats.
¿Cuántos muertos cuesta ocultar la corrupción y los juegos del Poder?
«El fiscal Varga andaba metido en el proceso Reis, que duraba ya casi un mes y se habría arrastrado al menos otros dos, cuando en una deliciosa noche de mayo, después de las diez y no más tarde de la medianoche según los testimonios y la autopsia, lo mataron.» Así empieza Sciascia esta novela cuyo protagonista, el inspector Rogas, un hombre ecuánime y riguroso, se sumerge en el caso con tenacidad en busca de un asesino implacable: a este primer crimen le siguen otros igualmente enigmáticos e inquietantes. Y, detrás del miedo y los silencios, omnipotente, el Poder. Se ha llegado al punto de que las ideas carecen de valor, y las ideologías se reducen a puras denominaciones: todo es un juego.