Un pequeño cómic con un gran mensaje de aceptación y tolerancia.
¿Quien no ha luchado alguna vez contra la rebeldía de su propio cabello? ¿Quien no ha sufrido los estragos de un peluquero despiadado? La oveja cuenta el calvario que vive una niña al intentar domar su melena rizada: que si champús, peinados imposibles, turbantes, sombreros… hasta que solo le queda una última esperanza: un buen corte de pelo. Pero que sorpresa cuando, en lugar de arreglar el problema, el peluquero convierte su cabello rizado en una oveja espantosa. Desesperada, nuestra pequeña protagonista recurrirá a todas las estrategias posibles para que el animal que se ha instalado en su cabeza desaparezca y la deje en paz.
En una sociedad donde las palabras han perdido su significado, los niños se han hecho con el poder, persiguen cualquier manifestación verbal o escrita y han instaurado el silencio como norma. Contenida en Magma, un monumental dispositivo que emite estímulos visuales sin descanso, la imagen ha ocupado el lugar de la filosofía, de la historia e incluso de la religión. En el marco de esta existencia sorda y muda, un hombre emprende viaje en compañía de tres singulares camaradas: un libro, un mono y la risa.
El autor concentra en esta novela algunos de los grandes temas que vertebran su obra, como la apropiación del discurso colectivo por parte de las ideologías, las formas que posee el poder para reinventar la realidad y la transformación de nuestra especie a través de la tecnología. Intensa, estimulante e implacable, Horda es una parábola y, como tal, aspira a contener una enseñanza moral.
En el Madrid de los años noventa, una joven logra sobrevivir a lo que parece un brutal ataque de violencia de género. La prensa y la opinión pública hacen eco de la noticia y, durante días, no se habla de otra cosa. Incluso hay quien afirma que se lo estaba buscando. Cuando por fin despierta del coma, Minerva no recuerda absolutamente nada, ni siquiera a su agresor que, desde ese instante, se mezclará entre sus amigos más íntimos para convertirse en su sombra y permanecer a su lado durante años esperando, a pesar de los cambios sociales, el momento oportuno para finalizar su «autoencargo». Pero ¿las cosas han cambiado tanto como creemos? ¿Por fin la sociedad ha dejado de juzgar a las mujeres que sufren agresiones de este tipo?