Bestiario es el primer libro de relatos que Julio Cortázar publica con su auténtico nombre. Pero no hay en estas ocho obras maestras ni el menor balbuceo ni resacas juveniles. Estos cuentos, que hablan de objetos y hechos cotidianos, pasan a la dimensión de la pesadilla o de la revelación de un modo natural e imperceptible. Sorpresa o incomodidad son, en cada texto, un condimento que se agrega al placer indescriptible de su lectura. Sus relatos nos desazonan porque poseen una característica muy rara en la literatura: se nos quedan mirando, como si esperaran algo de nosotros.
Berkeley, California, otoño de 1980. En la cima de su carrera y después de años de negativas, Julio Cortázar acepta dar un curso universitario de dos meses en Estados Unidos. Las clases tratan de gran diversidad de temas: la musicalidad, el humor, el erotismo, la imaginación, el realismo, la literatura social, las trampas del lenguaje... y llegan a su punto de máximo interés cuando Cortázar analiza su obra: cómo nacieron los cronopios y sus insuperables cuentos; el sentido de Rayuela y su proceso de escritura; el desafío de Libro de Manuel. En esta minuciosa y fiel transcripción de trece horas de grabaciones aparece, junto al Cortázar cercano, inmensamente culto, honesto e imaginativo, ese otro que nos quedaba por conocer: el profesor que entra en el aula y sonríe.
No siempre tenemos a mano los ingredientes de la felicidad. Tita lo había aprendido desde pequeña, cuando crecía en la cocina con Nacha y se le negaba toda posibilidad de vida propia desde su nacimiento. Pero también aprendió que los ingredientes no son lo más importante para cocinar un buen plato, sino todo el amor con que seas capaz de hacerlo. Sus platos no sólo tenían el poder de deslumbrar por sus sabores y texturas. Su tristeza, su alegría, su deseo o su dolor a la hora de prepararlos se contagiaban irremediablemente a todo aquel que los probaba. A través de esta alegoría que vincula con maestría los sentimientos y los elementos culinarios, asentada en la tradición del realismo mágico y en la recreación de la cultura mexicana, Laura Esquivel se convirtió en una de las escritoras más importantes de la narrativa en español.
DESCUBRE EL MUNDO DE CINCUENTA SOMBRAS DE GREY A TRAVÉS DE LOS OJOS DE CHRISTIAN GREY. CHRISTIAN necesita tenerlo todo bajo control. Su mundo es puro orden y disciplina aunque, en el fondo, está vacío... hasta el día en que Anastasia Steele aterriza de bruces en su despacho, hecha una maraña de largo pelo castaño y esbeltas piernas. Él intenta olvidarla pero, muy al contrario, se ve inmerso en una tormenta de emociones que no consigue controlar y a la que no puede resistirse. A diferencia de todas las mujeres que ha conocido, la tímida e inexperta Ana parece capaz de ver más allá del exitoso empresario y la lujosa vida que le rodea, y descubrir el corazón frío y lastimado de Christian. ¿Logrará su relación con Ana disipar las pesadillas que le acechan todas las noches? ¿O serán sus oscuros impulsos sexuales, su obsesión por el control y el desprecio hacia sí mismo los que alejarán a la joven y destruirán la frágil esperanza que ella le ofrece?
Una soltera: Con dos trabajos y dos hijos, Jess Thomas hace lo que puede para sobrevivir... Y a veces se ve obligada a correr riesgos que no debería.
Una familia caótica: Su peculiar hija Tanzie es extraordinaria con los números, pero sin ayuda nunca tendrá la oportunidad de demostrarlo, y Nicky, su hijastro adolescente, no puede enfrentarse solo a los abusones de su colegio.
Un atractivo desconocido: A sus vidas llega Ed Nicholls, un hombre cuya situación es un desastre absoluto y que tiene todo el tiempo del mundo. Sabe lo que es estar solo. Y quiere ayudar.
Una irresistible historia de amor: Uno más uno es una novela romántica, cautivadora y nada convencional sobre dos almas perdidas que se encuentran en las más extrañas de las circunstancias.
«Don Francisco de Quevedo me dirigió una mirada que interpreté como era debido, pues fui detrás del capitán Alatriste. Avísame si hay problemas, habían dicho sus ojos tras los lentes quevedescos. Dos aceros hacen más papel que uno. Y así, consciente de mi responsabilidad, acomodé la daga de misericordia que llevaba atravesada al cinto y fui en pos de mi amo, discreto como un ratón, confiando en que esta vez pudiéramos terminar la comedia sin estocadas y en paz, pues habría sido bellaca afrenta estropearle el estreno a Tirso de Molina. Yo estaba lejos de imaginar hasta qué punto la bellísima actriz María de Castro iba a complicar mi vida y la del capitán, poniéndonos a ambos en gravísimo peligro; por no hablar de la corona del rey Felipe IV, que esos dáis anduvo literalmente al filo de una espada. Todo lo cual me propongo contar en esta nueva aventura, probando así que no hay locura a la que el hombre no llegue, abismo al que no se asome, y lance que el diablo no aproveche cuando hay mujer hermosa de por medio.»