Chantal y Jean-Marc viven juntos en París y se quieren; se quieren tanto que incluso parecen confundirse. Hay ocasiones en las que, por un instante, ninguno de los dos se reconoce a sí mismo y la identidad del otro se disuelve. Es un proceso vertiginoso que todo el que ama ha experimentado alguna vez. Pero ¿en qué momento, ante qué gesto y en qué circunstancia precisa comienza ese aterrador proceso? En el pánico que acompaña a ese instante de extravío, Kundera atrapa al lector y lo conduce por el laberinto que recorren los protagonistas, en el que más de una vez deberá cruzar la frontera de lo real y lo irreal o entre lo que ocurre en el mundo exterior y lo que, en solitario, elabora una mente presa de la inseguridad.
Para Ruth, una madre primeriza que está recuperándose de psicosis posparto, cada día es un reto. Lleva meses escuchando voces que salen de las paredes y sintiendo que no puede fiarse de nadie. Ni siquiera de sí misma.
Cuando una noche Ruth oye un grito proveniente de la gasolinera del barrio, asume que se trata de su mente jugándole una mala pasada. La policía ha sido tajante con ella: tiene que dejar de llamarlos. Y su marido, Giles, también está harto de que vea un peligro acechando en cada esquina.
Ruth sabe que es muy probable que el grito no fuera real, pero no puede olvidarse del asunto. ¿Y si no se lo ha imaginado? ¿Y si fue la única que lo oyó? ¿Y si alguien necesita ayuda?
Emily ha dejado a Ally y, de repente, se ha quedado sin novia, sin casa, sin amigos y sin trabajo..., aunque todavía tiene a Malcolm, el gato de Emily. Solo que, técnicamente, lo ha secuestrado.
Ally llega a la casa de su padre decidida a esconderse del mundo, pero no es la única que ha regresado a Sheffield. Jeremy, el que fue su mejor amigo de pequeña, también ha vuelto porque un chico le ha roto el corazón.
En un intento desesperado por impresionar a sus respectivas exparejas, Ally y Jeremy se inscriben en una media maratón local. Para entrenar cuentan con la ayuda de Jo, una guapísima runner que tal vez les ayude a lograr lo que quieren, aunque no de la forma que ellos esperan.
Samuel Sooleymon es un adolescente de Sudán del Sur con un gran amor por el baloncesto, un salto prodigioso y la velocidad del rayo. Un torneo de exhibición por Estados Unidos puede convertirse en su gran oportunidad, pero sus condiciones naturales necesitan trabajo y Sooley pronto se da cuenta de que le queda un largo camino por recorrer.
Sin embargo, él cuenta con algo que ninguno de sus compañeros posee: una feroz determinación por triunfar y así ayudar a su familia a escapar de la guerra que asola su país. Y para ello necesitará hacer lo que ningún otro jugador ha logrado: convertirse en una leyenda en solo doce meses.
El tranquilo y lujoso barrio de Brecken Hill amanece conmocionado. Solo las grandes fortunas se pueden permitir una casa aquí y hay pocas fortunas mayores que la de Fred y Sheila Merton. Pero todo el dinero del mundo no puede protegerlos cuando la muerte llama a su puerta. Los Merton han aparecido brutalmente asesinados tras una tensa cena con sus tres hijos. Quienes, por supuesto, están devastados.
¿O quizá no?
A cada uno de ellos le espera ahora una herencia de millones de dólares. Nunca fueron una familia feliz por culpa de un padre vengativo y una madre distante, pero quizá uno de los hermanos es más inestable de lo que nadie imaginaba. ¿Puede que alguno reaccionara con violencia después de esa espantosa cena? ¿O fue otra persona quien apareció en la casa esa noche con la peor de las intenciones? Después de todo, si alguien de tu familia fuera capaz de una atrocidad así, lo sabrías.
¿Verdad?
Clanton, Mississippi, 1990. Stuart Kofer, ayudante del sheriff, se considera intocable. Aunque, cuando bebe más de la cuenta, algo bastante habitual, vuelca sus ataques de ira en su novia, Josie, y los hijos adolescentes de esta, el código de silencio de la policía siempre le ha protegido.
Pero, una noche, tras golpear a Josie hasta dejarla inconsciente en el suelo, su hijo Drew sabe que solo tiene una opción para salvar a su familia. Cogeuna pistola y decide tomarse la justicia por su mano.
En Clanton, no hay nada que suscite más odio que un asesino de policías… excepto, quizá, su abogado. Jake Brigance no quiere encargarse de este caso imposible, pero es el único con suficiente experiencia para defender al chico.
Y cuando comienza el juicio, parece que solo hay un resultado en el horizonte para Drew: la cámara de gas. Pero, como la ciudad de Clanton descubre una vez más, cuando Jake Brigance se hace cargo de un caso imposible… todo es posible.