En las polvorientas tierras de la frontera entre Texas y México, un prestigioso abogado decide meterse en una arriesgada operación de tráfico de cocaína que le puede reportar millones de dólares. Su intención es hacerlo una sola vez y regresar a su vida normal con su novia, con la que acaba de prometerse. Sin embargo, el consejero se ve envuelto en un brutal mundo de ambición, luchas de poder y violencia que amenazan con destruir su vida.
Chernóbil, 1986. «Cierra las ventanillas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Vendré pronto.» Esto fue lo último que un joven bombero dijo a su esposa antes de acudir al lugar de la explosión. No regresó. Y en cierto modo, ya no volvió a verle, pues en el hospital su marido dejó de ser su marido. Todavía hoy ella se pregunta si su historia trata sobre el amor o la muerte. Voces de Chernóbil
está planteado como si fuera una tragedia griega, con coros y unos héroes marcados por un destino fatal, cuyas voces fueron silenciadas durante muchos años por una polis representada aquí por la antigua URSS. Pero, a diferencia de una tragedia griega, no hubo posibilidad de catarsis.
«Alexievich describe de manera muy elocuente la incompetencia, el heroísmo y el dolor: mediante los monólogos de sus entrevistados crea una historia que el lector, por muy distante que esté de los acontecimientos, será capaz de palpar.»
The Daily Telegraph
«La voz garciamarquiana alcanza aquí un nivel en el que resulta a la vez clásica y coloquial, opalescente y pura, capaz de alabar y maldecir, de reír y llorar, de fabular y cantar, de despegar y volar cuando es necesario.»
Thomas Pynchcn, The New York Times
La historia de amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza, en el escenario de un pueblecito portuario del Caribe y a lo largo de más de sesenta años, podría parecer un melodrama de amantes contrariados que al final vencen por la gracia del tiempo y la fuerza de sus propios sentimientos, ya que García Márquez se complace en utilizar los más clásicos recursos de los folletines tradicionales. Pero este tiempo -por una vez sucesivo, y no circular-, este escenario y estos personajes son como una mezcla tropical de plantas y arcillas que la mano del maestro modela y fantasea a su placer, para al final ir a desembocar en los territorios del mito y la leyenda. Los zumos, olores y sabores del trópico alimentan una prosa alucinatoria que en esta ocasión llega al puerto oscilante del final feliz.
BRETAÑA, AÑO 777. En la abadía de Vectis crece Octavus, un niño sobre el que pesa una maldición: es el séptimo hijo y la leyenda le vaticina poderes diabólicos. Octavus comienza a escribir una lista con fechas y nombres sin sentido. Cuando uno de los nombres y su fecha coinciden con una muerte en la abadía, el miedo se apodera de los monjes. Siglos después, los miembros de la Orden de los Nombres, descendientes todos de aquel niño, siguen escribiendo sin descanso para completar un misterioso listado de nombres y fechas hasta que empiezan a suicidarse.
Estados Unidos, en la actualidad. Nueve personas han aparecido muertas en Nueva York, desconocidos que nada tenían en común. Solo una cosa les unía: todas las víctimas recibieron postales de ataúdes, que anunciaban el día en que morirían, poco antes de su fallecimiento. Son las aparentes víctimas de un asesino en serie difícil de atrapar, cuyas muertes desafían toda lógica.
David Buchanan, miembro de uno de los grupos de presión más influyentes de Washington, emplea métodos sucios para financiar causas tan honorables como la cooperación internacional o la protección del medio ambiente. Robert Thornhill, un alto cargo de la CIA, descubre el juego y empieza a chantajear a Buchanan. También él lucha por lo que considera una causa justa: devolver a la CIA el prestigio que tuvo en otro tiempo. La situación se ha vuelto insostenible desde que el FBI controla cada una de sus acciones. Una tercera persona implicada opina que el asunto ha ido demasiado lejos. Faith Lockhart, mano derecha de Buchanan, se niega a que prosperen los sueños megalómanos de Thornhill y decide confesarlo todo al FBI. A partir de ese momento, su vida tiene un precio.
Alabada unánimemente por la crítica como una de las obras más singulares, bellas u profundas de la literatura del siglo XX y considerada a menudo la primera novela posmoderna, Memorias de Adriano marcó un hito en el género de la narrativa histórica y descubrió al mundo una auténtica maestra del arte narrativo. La espléndida traducción de Julio Cortázar ha contribuido a atraer constantemente a nuevos lectores interesados en el emperador del siglo II, "casi un sabio", que fue tal vez uno de los últimos espíritus libres de la Antigüedad.