Imbuida de un claro componente autobiográfico, Suite francesa se inicia en París los días previos a la invasión alemana, en un clima de incertidumbre e incredulidad. Enseguida, tras las primeras bombas, miles de familias se lanzan a las carreteras en coche, en bicicleta o a pie. Némirovsky dibuja con precisión las escenas, unas conmovedoras y otras grotescas, que se suceden en el camino: ricos burgueses angustiados, amantes abandonadas, ancianos olvidados en el viaje, los bombardeos sobre la población indefensa, las artimañas para conseguir agua, comida y gasolina. A medida que los alemanes van tomando posesión del país, se vislumbra un desmoronamiento del orden social imperante y el nacimiento de una nueva época.
La presencia de los invasores despertará odios, pero también historias de amor clandestinas y públicas muestras de colaboracionismo. Concebidacomo una composición en cinco partes -de las cuales la autora sólo alcanzó a escribir dos- Suite francesa combina un retrato intimista de la burguesía ilustrada con una visión implacable de la sociedad francesa durante la ocupación. Con lucidez, pero también con un desasosiego notablemente exento de sentimentalismo, Némirovsky muestra el fiel reflejo de una sociedad que ha perdido su rumbo. El tono realista y distante de Némirovsky le permite componer una radiografía fiel del país que la ha abandonado a su suerte y la ha arrojado en manos de sus verdugos. Estamos pues ante un testimonio profundo y conmovedor de la condición humana, escrito sin la facilidad de la distancia ni la perspectiva del tiempo, por alguien que no llegó a conocer siquiera el final del cataclismo que le tocó vivir.
Marlo Morgan no tenía edad ni talante de aventura, pero la realidad se le impuso con la fuerza y el poder que suelen trasmitirnos las grandes experiencias. Así fue como vivió una odisea fascinante: un viaje a pie por el desierto australiano en compañía de una tribu de aborígenes cuyas leyes de convivencia nada tienen en común con las nuestras.
El aprendizaje fue duro, pues a lo largo de esa extraña peregrinación tuvo que desprenderse de sus antiguos hábitos y aprender distintas formas de comer, de caminar y de comunicarse para poder gozar, al fin, de una auténtica comunión con la naturaleza y con esa parte de su cuerpo y su mente que ella misma desconocía.
Víktor Shklovski ―hoy ya considerado un clásico de la literatura rusa― reconstruye en la presente obra las extraordinarias aventuras de Marco Polo.
Nacido en el seno de una familia de ricos mercaderes de la todopoderosa Venecia del siglo xiii, Marco Polo se embarcó a los diecisiete años en un viaje que le llevó hasta Pekín. Su nombre pasaría a la historia por sus viajes, por no tener miedo a nada y por su memoria, pero sobre todo porque se dejó entusiasmar por el mundo y sus gentes. También por la forma en que lo hizo: aprendió hasta cinco lenguas, conversó y escuchó hasta ganarse la confianza de todo tipo de personas de tierras lejanas, incluso de reyes y emperadores.
Shklovski recrea con maestría el épico relato que Marco Polo hizo sobre sus viajes cuando fue hecho prisionero de los genoveses. Durante su cautiverio, dictó a uno de sus compañeros de celda las aventuras vividas durante más de veinte años, una de las primeras crónicas occidentales sobre el Asia medieval de las que se tiene noticia. Shklovski toma nota de este testimonio y nos presenta de manera certera y sin exceso de artificios el incisivo retrato del mercader veneciano, sus legendarias andanzas y los contextos y ambientes de la época. Sus páginas transmiten la curiosidad insaciable, el hambre de conocimiento y la necesidad de traspasar los límites de los que hizo gala el gran Marco Polo.
'Escúchanos, Señor, desde el cielo, tu morada. Como antaño, en vano nos afanamos toda la noche…', así comienza una antigua oración de los pescadores de la isla de Man, y sus palabras resuenan como un eco a lo largo de las seis narraciones que constituyen este volumen. 'Por el canal de Panamá', lleno de alusiones a la Rima del anciano marinero de Coleridge, narra la lucha contra el naufragio moral del protagonista. Italia le inspiró 'El extraño consuelo que brinda la profesión', 'Elefanta y Coliseo' y 'El estado actual de Pompeya', que describen las andanzas de escritores por las ruinas de Roma y Pompeya. 'El barco más audaz' y 'Ginebra y vara de oro silvestre' complementan de modo inmejorable un libro concebido como 'un todo orgánico', según expresión del propio Lowry, no sólo por su común origen autobiográfico, sino por la aparición de muchos temas caros al autor y del personaje de Sigbjorn Wilderness, su atormentado alter ego.
El movimiento en todo su esplendor es la clave que sobrevuela estas Últimas novelas de Adolfo Bioy Casares.
Ni bien llega a La Plata, enviado a sacar fotos para una nueva colección de libros sobre ciudades, Nicolás Almanza conoce a los Lombardo, una familia que lo trata con excesiva confianza pero ejerce en él una atracción resistente a cualquier tipo de advertencia. La aventura de un fotógrafo en La Plata (1985), además de contar con las virtudes narrativas más famosas de Bioy, se destaca por sus fuertes dosis de humor y terror. En Un campeón desparejo (1993) el taxista Luis Ángel Morales pierde sus históricas inhibiciones gracias al brebaje de unos amables pasajeros y, casi sin darse cuenta, su destreza para las peleas, que tan bien se ajusta a su oficio, empieza a hacer honor a esos dos nombres que carga en homenaje a Firpo, el mítico Toro de las Pampas.
En Guirnalda con amores las viejas heridas de la condición humana son tamizadas por Bioy Casares a través del cuento, del aforismo o la fábula en un vaivén tan entretenido como implacable.
Definido por el propio Bioy como una «despreocupada miscelánea», Guirnalda con amores consta de once secciones que alternan relatos de alto vuelo plagados de escenarios mediterráneos, hoteles e infidelidades de todo tipo que, aun cuando salen a la luz, nunca son lo que se esperan con una serie de aforismos entre filosóficos y cotidianos que se leen con la voracidad de un TikTok literario. Un inesperado poema final, tan porteño como cada una de esas calles que se van nombrando en plena marcha, corona el que tal vez sea el libro más original y sorprendente de Adolfo Bioy Casares.